Fiebre reumática: síntomas, causas y tratamiento

Actualizado en agosto 2021

La fiebre reumática es una enfermedad causada por una reacción autoinmune del organismo después de infecciones causadas por bacterias.

Esta enfermedad es más común en niños entre los 5 y los 15 años y, normalmente, genera síntomas como dolor e inflamación en las articulaciones, así como fiebre y cansancio. Además, la fiebre reumática puede afectar al sistema nervioso e incluso las válvulas cardíacas, perjudicando el funcionamiento del corazón.

La fiebre reumática debe ser tratada en el momento en que se observen los primeros síntomas para evitar el surgimiento de lesiones permanentes en el cerebro, las cuales pueden llevar a complicaciones como estenosis de las válvulas cardíacas o insuficiencia cardíaca, por ejemplo.

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Principales síntomas

Uno de los primeros síntomas de fiebre reumática es la presencia de inflamación en una articulación grande, como la rodilla, la cual dura algunos días, se cura sola y, posteriormente surge en otra articulación y así sucesivamente.

Sin embargo, también puede estar acompañada de otros síntomas como:

  • Fiebre por arriba de 38º C;
  • Pequeños nódulos debajo de la piel, comunes en muñecas, codos y rodillas;
  • Dolor en el pecho;
  • Manchas rojas en el tronco o brazos, que empeoran cuando se permanece bajo el sol.

Dependiendo de si ya existe o no compromiso cardíaco, puede existir aún cansancio y aumento de los latidos cardíacos. En caso de ya haber compromiso cerebral, puede haber alteración en el comportamiento, como llantos y berrinches, y alteraciones motoras, como movimientos involuntarios o convulsiones.

Posibles causas

La causa más común de fiebre reumática es una infección en la garganta causada por la bacteria Streptococcus pyogenes, que es un estreptococo beta hemolítico del grupo A, la cual no fue tratada de forma correcta o de forma pronta.

El cuadro inicial es una infección en la garganta en la que el cuerpo crea anticuerpos para combatir la bacteria, pero después, no sabe aún porqué, estos anticuerpos terminan combatiendo a la bacteria y a las articulaciones saludables del cuerpo.

Existen estudios que indican que algunas personas tiene susceptibilidad genética para esta enfermedad, es decir, algunos genes presentes en el cuerpo pueden indicar que un día la persona puede desarrollar este tipo de enfermedad reumática y, cuando no recibe tratamiento de forma precoz, esa bacteria y sus toxinas pueden activar estos genes y ayudar a desencadenar la fiebre reumática.

Cómo se confirma el diagnóstico

No existe un solo examen que permita diagnosticar de forma definitiva la fiebre reumática, por lo que el médico, además de evaluar, puede solicitar varios exámenes como un electrocardiograma, ecocardiograma y un análisis de sangre, como el hemograma, VHS y ASLO, por ejemplo. Conozca para qué sirve y cómo se realiza la prueba ASLO.

Tratamiento de la fiebre reumática

El principal objetivo del tratamiento consiste en eliminar las bacterias que producen la infección inicial para aliviar los síntomas y reducir la inflamación del cuerpo. Para ello, pueden recetarse varios medicamentos:

  • Antibióticos, como Penicilina: ayudan a eliminar las bacterias que quedan;
  • Antiinflamatorios, como Naproxeno, que alivian la inflamación y el dolor de las articulaciones y también pueden aliviar la fiebre;
  • Anticonvulsivantes como Carbamazepina o Ácido Valpropico: disminuyen e surgimiento de movimientos involuntarios;
  • Ácido acetilsalicílico (AAS): disminuye la inflamación de las articulaciones y de la enfermedad cardíaca;
  • Corticoides, como Cortisona: mejoran el compromiso cardíaco.

Además, es importante mantener reposo si el dolor en las articulaciones fuera muy intenso así como beber mucha agua para ayudar en el funcionamiento del sistema inmune.