Contractura muscular: qué es, tipos y tratamiento

Actualizado en octubre 2023

La contractura muscular ocurre debido a una rigidez o contracción muscular exagerada, lo que hace que el músculo no pueda relajarse. Las contracturas pueden ocurrir en diferentes partes del cuerpo, como el cuello, cervicales o muslos, por ejemplo, y pueden ocurrir luego de practicar un ejercicio muy fuerte, por hacer algún movimiento brusco, por una mala noche de sueño o por una tensión excesiva en el cuerpo provocada por el estrés.

La contractura causa dolor, malestar y muchas veces limita los movimientos. En la mayoría de los casos, puede notarse con facilidad cuando se coloca la mano sobre el músculo afectado, ya que se puede sentir una rigidez y que la región está más adolorida.

Generalmente, se pueden tomar algunas medidas sencillas en casa para mejorar el dolor y las molestias como aplicar bolsas de agua caliente o masajear el músculo afectado. Sin embargo, si el dolor no mejora, debe buscar ayuda médica e iniciar el tratamiento más adecuado.

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Principales tipos y síntomas de contractura

Algunos síntomas pueden indicar la presencia de una contractura muscular como dolor y malestar, o la presencia de un bulto o bolita en el músculo afectado. No obstante, los síntomas pueden variar de acuerdo a la forma en que surge la contractura y según el músculo afectado.

Los principales tipos de contractura muscular son:

1. Contractura lumbar

En este tipo de contractura se ve afectada la región lumbar, que es la parte final de la espalda, y puede ocurrir por un esfuerzo que produzca una sobrecarga en los músculos de esa región, como mala postura en el trabajo o al dormir, levantar un objeto pesado de manera incómoda, esfuerzos excesivos en actividades físicas o realizar algún movimiento brusco, por ejemplo.

Este tipo de contractura comienza con una leve molestia en la zona lumbar que puede empeorar gradualmente, provocando un dolor severo que puede interrumpir las actividades diarias. Sin embargo, los síntomas de la contractura lumbar suelen mejorar al cabo de unas semanas.

2. Contractura cervical

La contractura muscular cervical afecta el cuello causado por una rigidez en los músculos de la escápula o en el músculo trapecio, pudiendo ocurrir por: un trauma muscular, por cargar exceso de peso en los hombros como bolsas o mochilas; no calentar antes de realizar alguna actividad física; por debilidad muscular o estrés.

Este tipo de contractura puede causar dolor severo en el cuello y, a veces, este dolor puede irradiarse al brazo y causar hormigueo, pérdida de fuerza en el brazo o dificultad para mover la cabeza, el cuello o el brazo.

3. Contractura en los hombros

La contractura en los hombros afecta a los músculos trapecio o romboides y puede ocurrir por estrés, cansancio o mala postura, como permanecer frente a la computadora manteniendo los hombros elevados durante mucho tiempo, por ejemplo. Este tipo de contractura puede causar dolor en el hombro derecho o izquierdo, pudiendo dificultar el movimiento del brazo.

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4. Contractura en la pantorrilla 

La contractura de la pantorrilla afecta el músculo gastrocnemio o sóleo de la pantorrilla, produciéndose por un exceso de esfuerzo físico en deportes como correr o fútbol, ​​por ejemplo. Esto ocurre por la acumulación de ácido láctico producido por los músculos durante la actividad física o por la deshidratación que provoca desequilibrio de electrolitos que controlan la contracción muscular.

Este tipo de contractura causa dolor, espasmos, endurecimiento y la formación un bulto palpable en el músculo afectado.

5. Contractura en el muslo

La contracción del muslo puede afectar los músculos de la parte anterior, posterior o lateral del muslo y puede ocurrir debido a actividades físicas como correr, fútbol o entrenamiento con pesas, por ejemplo, debido a la falta de estiramiento y calentamiento antes de realizar actividad física o debilidad, fatiga y desequilibrio muscular.

Este tipo de contractura puede provocar dolor y rigidez muscular, y en los casos más graves, puede haber pérdida de movilidad, motivo por el cual deberá parar la actividad física durante un tiempo hasta recuperarse por completo.

6. Contractura en la espalda 

La contractura de la espalda puede afectar a cualquier región de la espalda y suele ocurrir por una mala postura, por estar mucho tiempo en la misma posición sentado en el trabajo o conduciendo, o de pie durante mucho tiempo, por ejemplo. Estos hábitos de estilo de vida acortan los músculos y aumentan el riesgo de que los músculos de esta región se contraigan.

Este tipo de contractura puede causar rigidez muscular, dolor y un bulto en el músculo que se puede sentir a la palpación.

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Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento de una contractura muscular puede realizarse en casa e incluyen:

  • Tomar un baño de agua caliente, dejando caer el chorro de agua, si es posible, directamente en la zona de la contractura;
  • Colocar una bolsa de agua caliente o una toalla humedecida con agua caliente en la región dolorida, durante 15 a 20 minutos, 2 a 3 veces al día;
  • Realizar un masaje en la región de la contractura, utilizando movimientos fuertes y circulares, haciendo uso de una crema hidratante o aceite esencial relajante, especialmente si siente una bolita o un bulto;
  • Realizar algunos ejercicios de estiramiento que permitan estirar y ejercitar el músculo afectado y, aunque estos estiramientos pueden producir algún dolor al inicio, ayudarán a aliviar la tensión en la región de la contractura y a relajar el músculo. 

Además, en períodos de mayor cansancio, cuando hay mucha tensión muscular y las contracturas son recurrentes también se puede utilizar una pomada antiinflamatoria como Cataflam gel, Mioflex o Voltaren emulgel, las cuales deben ser colocadas directamente sobre el músculo afectado.

En los casos en los que las medidas anteriores no sean suficientes, es importante consultar a un médico general o traumatólogo, los cuales podrán prescribir medicamentos para relajar los músculos, como Dorsal o Dolocam plus, o medicamentos antiinflamatorios por vía oral, como ibuprofeno o diclofenaco, por ejemplo. Estos remedios, además de ayudar a relajar el músculo, también ayudan a aliviar el dolor y dormir mejor, ya que su efecto relajante sobre los músculos favorece el sueño y el descanso del cuerpo.

Sin embargo, si al realizar este tratamiento la contractura no se cura y los síntomas persisten durante más de 7 días, debe acudir al médico o fisioterapeuta, ya que en este caso podría tener una contractura más grave.

Signos de mejoría

Los signos de mejoría de la contractura son alivio del dolor, aumento del rango de movimiento y disminución de los puntos sensibles en la región afectada. El músculo se vuelve más maleable y menos doloroso.

Signos de que está empeorando

Los signos de que la contractura está empeorando que pueden presentarse son: la permanencia de la contractura, que se agranda y se vuelve más dolorosa, y la formación de fibrosis en la región de la contractura, que solo puede resolverse con sesiones de fisioterapia. Dependiendo de la ubicación de la contractura, el dolor puede irradiarse a otras regiones y causar una sensación de hormigueo cuando el nervio se ve afectado.

Puede empeorar cuando el tratamiento no se sigue correctamente y cuando no se ha eliminado la causa de la contractura, por esto es importante mantenerse de reposo durante el tratamiento.

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Cómo evitar las contracturas musculares

Para evitar las contracturas musculares, existen algunos consejos como: 

  • Calentar antes de practicar actividades físicas;
  • Realizar estiramientos después de practicar actividades físicas;
  • Dormir con una almohada baja o sin almohada, boca arriba o de lado;
  • Evitar el estrés y las preocupaciones, intentando relajarse siempre que sea posible;
  • Corregir la postura y caminar o sentarse con la espalda y el pecho derecho;
  • Evitar movimientos bruscos o esfuerzos físicos exagerados;
  • No cruzar las piernas mientras esté sentado durante largos períodos de tiempo;
  • Realizar estiramientos por lo menos 2 veces durante el horario de trabajo, en caso trabaje sentado por largos períodos de tiempo.

Además, el sedentarismo también contribuye para el surgimiento de las contracturas musculares, por esta razón se recomienda la práctica de alguna actividad física como la natación o pilates, por ejemplo, que fortalecen los músculos y alivian el estrés y la tensión acumulada.