El adenoma tubular es un crecimiento anormal de las células tubulares del intestino. En la mayoría de los casos, esta condición no provoca síntomas y suele descubrirse durante una colonoscopia.
Generalmente, el adenoma tubular se considera benigno, por lo que el riesgo de que se convierta en cáncer es bajo. Sin embargo, dependiendo del grado de alteración de las células, puede tratarse de una lesión precancerosa.
El tratamiento principal para el adenoma tubular es la remoción, que normalmente realiza el gastroenterólogo durante la colonoscopia. Además, mantener una alimentación equilibrada, hacer ejercicio con regularidad y conservar un peso saludable son factores que ayudan a reducir el riesgo de aparición de nuevos adenomas.
Síntomas del adenoma tubular
En la mayoría de los casos, el adenoma tubular no provoca síntomas. No obstante, en algunas personas pueden presentarse signos como:
- Presencia de sangre en las heces;
- Cambios en el funcionamiento del intestino, como diarrea o estreñimiento persistentes;
- Dolor o malestar abdominal;
- Pérdida de peso sin causa aparente;
- Falta de apetito.
Asimismo, algunas personas pueden mostrar signos de anemia, como cansancio excesivo, palidez y dificultad para respirar, generalmente causados por pequeños sangrados continuos que no siempre son visibles.
Cómo es realizado el diagnóstico
El adenoma tubular suele diagnosticarse durante exámenes de rutina, como la colonoscopia, que es un estudio indicado por el gastroenterólogo o el médico general para evaluar la mucosa intestinal y detectar posibles alteraciones. Entienda cómo se realiza la colonoscopia.
También pueden utilizarse otros estudios, como sigmoidoscopia, exámenes de heces (como la prueba de sangre oculta) y colonoscopia virtual.
En general, las pruebas de detección con colonoscopia deben iniciar a los 45 años, aunque puede recomendarse antes en personas con factores de riesgo o antecedentes familiares de la enfermedad.
¿El adenoma tubular es benigno?
En la mayoría de los casos, el adenoma tubular es benigno. Sin embargo, dependiendo del grado de alteración de las células, puede tratarse de una lesión precancerosa, razón por la cual es necesario el acompañamiento periódico del médico para verificar la evolución.
Grados del adenoma tubular
El adenoma tubular se clasifica según su grado de displasia, que corresponde al nivel de alteración celular, y puede ser:
1. Adenoma tubular con displasia de bajo grado
Es la forma más común, donde las células presentan cambios leves y el riesgo de progresión a cáncer es bajo.
Aun así, el seguimiento médico es importante para vigilar la posible aparición de nuevos pólipos con el tiempo.
2. Adenoma tubular con displasia de alto grado
En este caso, las células muestran alteraciones más marcadas y pérdida de organización, lo que caracteriza una etapa precancerosa que aumenta el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
Lea también: Cáncer de colon: qué es, síntomas y tratamiento (con test online) tuasaude.com/es/sintomas-de-cancer-de-intestinoPor esta razón, es fundamental realizar la remoción completa del pólipo y mantener un control médico más estricto.
Posibles causas
El adenoma tubular se produce por alteraciones en el crecimiento de las células del colon, asociadas a varios factores de riesgo, como la edad (especialmente a partir de los 45 años), el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y el sobrepeso.
La falta de actividad física y una alimentación pobre en frutas, verduras y fibras también son factores que aumentan las probabilidades de desarrollar este tipo de pólipo.
Además, tener antecedentes personales o familiares de pólipos o cáncer intestinal, y padecer enfermedades inflamatorias intestinales, diabetes o cáncer de ovario, incrementa el riesgo de padecer adenomas.
Los hombres y las personas afrodescendientes también presentan una mayor probabilidad de desarrollar adenomas tubulares.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento principal del adenoma tubular es la remoción, que normalmente es realizada por el gastroenterólogo durante la colonoscopia, en el momento en que se detecta.
El procedimiento se conoce como polipectomía, se lleva a cabo con instrumentos como asas o pinzas, y suele ser indoloro. Después de la extracción, el adenoma tubular se analiza en laboratorio para confirmar si existen signos de cáncer.
Lea también: Polipectomía: qué es, cuándo es indicada, tipos y recuperación tuasaude.com/es/polipectomiaEn casos poco comunes, cuando el adenoma tubular es muy grande o presenta un alto riesgo de volverse canceroso, puede ser necesaria una cirugía para retirar una parte del intestino.
Cómo prevenir
Para prevenir el adenoma tubular se recomienda:
- Realizar estudios de detección periódicamente, como la colonoscopia;
- Evitar fumar;
- Limitar el consumo de bebidas alcohólicas;
- Hacer ejercicio físico con regularidad;
- Mantener un peso corporal saludable.
Asimismo, una alimentación equilibrada con mayor consumo de frutas, verduras y granos integrales puede ayudar a reducir la inflamación intestinal y a disminuir el riesgo de aparición de nuevos adenomas.