Ultrasonido 3D y 4D: cuándo realizar y qué enfermedades detectan

Actualizado en julio 2023

El ultrasonido 3D y el 4D, o ecografía 3D y 4D, son unos exámenes de imagen que se pueden realizar durante la consulta prenatal entre las semanas 26 y 29 de gestación, y se utilizan para ver detalles físicos del bebé y evaluar la presencia y la gravedad de posibles enfermedades, además de disminuir la curiosidad que tienen los padres por ver al bebé. 

El examen en 3D muestra detalles del cuerpo del bebé, siendo posible ver la cara y los órganos genitales con mayor nitidez que en un ultrasonido convencional; sin embargo, a diferencia del ultrasonido 4D, este no permite visualizar los movimientos del feto en la barriga de la madre.

Este examen es realizado del mismo modo que un ultrasonido convencional, sin la necesidad de ninguna preparación especial. Se recomienda no utilizar cremas hidratantes en la barriga e ingerir bastante líquidos el día anterior al examen.

Imagem ilustrativa número 1

Para qué sirven

El ultrasonido 3D y el 4D sirven para evaluar la presencia y el desarrollo del bebé, así como detectar o confirmar enfermedades previamente observadas en el ultrasonido obstétrico o en el ultrasonido morfológico. 

Asimismo, como generan imágenes más realistas, también permiten a los padres ver la cara del bebé y sus facciones de manera más detallada.

Ultrasonido 3D

El ultrasonido 3D es un tipo de ultrasonido prenatal que permite obtener imágenes del bebé en 3 dimensiones, pudiendo verse toda la cara del bebé en imágenes nítidas, más realistas y en diferentes ángulos, en comparación con un ultrasonido 2D, que solo aparece una imagen plana. 

Las imágenes del ultrasonido 3D son estáticas, sin movimiento, teniendo una mayor nitidez, y están formadas por la unión de varias imágenes del ultrasonido 2D, generadas en diferentes ángulos, lo que permite ver mejor la apariencia del bebé. 

Este tipo de ultrasonido, cuando es utilizado junto con el ultrasonido obstétrico, también permite al médico identificar con detalles problemas en el desarrollo del bebé, como labio leporino, paladar hendido o malformaciones en el corazón o esqueleto, por ejemplo. 

Ultrasonido 4D

El ultrasonido 4D, así como el ultrasonido 3D, permite ver imágenes más detalladas del bebé, pero en movimiento y en tiempo real, pudiendo observarse el bebé chupar los dedos, abrir los ojos, sonreír o bostezar, por ejemplo. 

Las imágenes de este ultrasonido están formadas a partir de la unión de imágenes 3D, que son agrupadas de manera secuencial, formando los movimientos del bebé, así como en una película.

El ultrasonido 4D también permite evaluar el comportamiento del feto, que es el reflejo del desarrollo cerebral, razón por la cual puede ayudar en el diagnóstico precoz de trastornos neurológicos.

Cuándo se debe realizar

La mejor etapa para hacer el ultrasonido 3D y 4D es entre las 26 y 29 semanas de gestación, ya que en estas semanas es cuando el bebé ya ha crecido y aún existe bastante líquido amniótico en la barriga de la madre.

Antes de este período, el feto todavía es muy pequeño y tiene poca grasa debajo de la piel, lo que dificulta la visualización de sus facciones, y después de las 30 semanas, el bebé ya está muy grande y ocupa mucho espacio, siendo difícil ver su cara y sus movimientos. Conozca más detalles de cuántos meses tiene el bebé cuando se comienza a mover en la barriga de la madre.

Enfermedades identificadas por el ultrasonido

En general, el ultrasonido 3D y el 4D identifican las mismas enfermedades que el ultrasonido convencional, pero de una manera más detallada.

Las principales alteraciones detectadas por el ultrasonido 3D y 4D incluyen:

  • Labio leporino y paladar hendido, que son malformaciones que generan una fisura en el paladar y/o el labio superior;
  • Defectos en la columna del bebé;
  • Malformaciones en el cerebro, como hidrocefalia o anencefalia;
  • Malformaciones en las extremidades, riñones, corazón, pulmones e intestino;
  • Síndrome de Down.

La ventaja del examen en 3D o 4D es que posibilitan una mejor evaluación de la gravedad del problema, pudiendo ser realizado después del diagnóstico en el ultrasonido convencional. Además, en la mayoría de los casos, se utiliza el ultrasonido morfológico, que forma parte de los exámenes prenatales que deben ser llevados a cabo para identificar enfermedades y malformaciones en el bebé. Conozca más sobre el ultrasonido estructural o morfológico y cuándo se debe hacer.

¿En qué situaciones la imagen puede no ser buena?

Algunas situaciones pueden interferir en la imágenes generadas por el ultrasonido 3D o 4D, como la posición del bebé, por ejemplo, el cual puede estar volteado de espalda hacia la madre, lo que impide que el médico identifique su cara, o el hecho de que el bebé pueda estar con las extremidades o el cordón umbilical en el rostro.

Asimismo, la poca cantidad de líquido amniótico o el exceso de grasa en el vientre de la madre pueden interferir en la imagen. Esto debido a que el exceso de grasa dificulta el paso de las ondas que forman la imagen en el aparto de ultrasonido, haciendo que las imágenes generadas no reflejen la realidad o no tengan una buena resolución.

Es importante recordar que el examen comienza con el ultrasonido normal, ya que el ultrasonido 3D o 4D solo se realiza cuando se obtienen buenas imágenes en el examen convencional.