Sauna: qué es, benefícios y tipos

El sauna es una habitación o espacio cerrado diseñado para generar calor, lo que puede aportar beneficios para la salud, como favorecer la recuperación muscular y aliviar el estrés y la ansiedad, entre otros.

Existen distintos tipos de sauna que se diferencian por la temperatura y el nivel de humedad. El sauna seco alcanza entre 70 °C y 100 °C con una humedad baja de 10% a 20%, mientras que el sauna de vapor mantiene un ambiente más suave, con temperaturas de 40 °C a 50 °C y una humedad que puede llegar al 100%.

Aunque puede promover beneficios, existen algunos cuidados antes de usar el sauna, como beber agua y no consumir bebidas alcohólicas. Además, se recomienda siempre consultar al médico antes de usar el sauna en casos de presentar problemas de salud, uso regular de medicamentos y embarazo.

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Beneficios y para qué sirve

Los posibles beneficios e indicaciones del uso del sauna incluyen:

  • Ayuda en la recuperación muscular y alivia los dolores musculares;
  • Favorece la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, como presión alta y accidente cerebrovascular (ACV);
  • Contribuye a aliviar los síntomas de enfermedades respiratorias, como asma y EPOC;
  • Complementa el tratamiento del dolor crónico, como osteoartritis, artritis reumatoide y fibromialgia;
  • Reduce el estrés, la ansiedad y la depresión;
  • Mejora la calidad del sueño.

Se cree que los beneficios del sauna se relacionan con una posible disminución del estrés oxidativo y de la inflamación.

Además, el sauna puede aumentar la frecuencia cardíaca y la circulación sanguínea, al mismo tiempo que favorece la relajación y estimula diferentes partes del sistema nervioso.

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¿El sauna adelgaza?

No existe evidencia científica que demuestre que el sauna ayude a adelgazar o a perder grasa corporal.

Sin embargo, durante las sesiones de sauna se produce una sudoración intensa que puede provocar una pérdida temporal de peso debido a la eliminación de líquidos.

Este efecto es pasajero, ya que el peso perdido corresponde únicamente a líquidos y se recupera al rehidratarse.

Tipos de sauna y cómo hacer

Los principales tipos de sauna son:

1. Sauna seco

El sauna seco, también conocida como sauna finlandés tradicional, es un pequeño cuarto revestido de madera que se calienta mediante electricidad o leña.

En muchos saunas secos se colocan piedras sobre los que se vierte agua para aumentar de forma momentánea la humedad del aire.

Temperatura y humedad: este tipo de sauna alcanza temperaturas de entre 70 °C y 100 °C, con una humedad generalmente baja, que oscila entre 10% y 20%.

Cómo hacer: se recomienda permanecer entre 5 y 20 minutos en el sauna seco, de 2 a 7 veces por semana. Las sesiones pueden intercalarse con enfriamientos, como nadar, tomar una ducha o simplemente descansar a temperatura ambiente.

2. Sauna de vapor

El sauna de vapor, también conocido como sauna húmedo o baño turco, es un tipo de terapia de calor caracterizado por una alta humedad y temperaturas más bajas en comparación con el sauna seco.

Temperatura y humedad: la temperatura suele variar entre 40 °C y 50 °C, mientras que la humedad es elevada y puede alcanzar hasta el 100%.

Cómo hacer: se recomienda permanecer entre 15 y 20 minutos por sesión, con un máximo de 4 veces por semana.

3. Sauna infrarrojo

El sauna infrarrojo utiliza ondas de luz infrarroja para calentar directamente el cuerpo, en lugar de calentar el aire del ambiente.

Gracias a este mecanismo, funciona a temperaturas más bajas que los saunas tradicionales, lo que lo convierte en una opción adecuada para quienes no toleran el calor intenso.

Temperatura y humedad: la temperatura de este tipo de sauna varía entre 45 °C y 60 °C, mientras que la humedad se mantiene entre 25% y 35%.

Cómo hacer: se recomienda iniciar con sesiones de entre 5 y 10 minutos a temperaturas más bajas e ir aumentando de forma gradual conforme mejore la tolerancia, hasta alcanzar sesiones de 15 a 30 minutos.

Puede realizarse entre 3 y 4 veces por semana, con un tiempo máximo de 30 minutos por sesión.

Cuidados y precauciones

Algunos cuidados importantes al usar el sauna son:

  • Consultar a un médico antes de usar el sauna por primera vez, especialmente en casos de problemas de salud, uso regular de medicamentos o embarazo;
  • Beber uno o dos vasos de agua antes y durante las sesiones para evitar la deshidratación;
  • Limitar las sesiones de sauna entre 15 y 30 minutos, hasta un máximo de 7 veces por semana;
  • Comenzar con sesiones más cortas, de 5 a 10 minutos, e ir aumentando gradualmente el tiempo;
  • Tomar una ducha rápida antes y después de usar el sauna;
  • Usar ropa ligera y holgada o una toalla;
  • Evitar medicamentos que puedan afectar la transpiración y favorecer el sobrecalentamiento;
  • No usar antihipertensivos inmediatamente antes de la sauna, ya que pueden provocar hipotensión ortostática;

Además, no se debe consumir bebidas alcohólicas antes o durante la sauna, ya que esto puede aumentar el riesgo de deshidratación, disminuir la presión arterial, alterar el ritmo cardíaco y, en casos extremos, causar complicaciones graves;

Ante síntomas como mareos, somnolencia, vértigo, malestar o incomodidad, se debe salir del sauna y buscar atención médica si es necesario.

Diferencias entre sauna y vapor

La principal diferencia entre el sauna y el baño de vapor está en el tipo de calor que ofrecen.

El sauna seco, también llamado sauna tradicional, ofrece calor seco con temperaturas muy altas y baja humedad, lo que permite que el sudor se evapore con facilidad y el calor se perciba como más “ligero”. Gracias a esto, el cuerpo tolera mejor las sesiones prolongadas, y esta modalidad se asocia principalmente con relajación.

Mientras que el sauna o baño de vapor proporciona calor húmedo con temperaturas más bajas, pero con una humedad cercana al 100 %, lo que dificulta la evaporación del sudor y aumenta la carga de calor en el cuerpo.

Por esta razón, el calor se percibe como más intenso, lo que puede generar cansancio más rápido, aunque al mismo tiempo ayuda a despejar las vías respiratorias y aporta sensación de bienestar.

Posibles efectos secundarios

Los posibles efectos secundarios del sauna incluyen deshidratación, malestar, presión arterial baja, mareos, quemaduras y aumento del volumen de orina.

Otros efectos secundarios menos frecuentes que también pueden presentarse son dolor temporal en las piernas, isquemia miocárdica, síncope, neumonitis por hipersensibilidad, golpe de calor no relacionado con el esfuerzo, rabdomiólisis e irritaciones oculares.

Además, el uso del sauna puede reducir temporalmente el recuento y la motilidad de los espermatozoides, lo que podría afectar la fertilidad masculina.

Contraindicaciones

El sauna está contraindicado en personas con problemas de salud como esclerosis múltiple, enfermedades infecciosas, angina de pecho inestable, insuficiencia cardíaca descompensada, accidente cerebrovascular o infarto reciente, así como estenosis aórtica grave.

Además, las personas con presión arterial baja, hipertensión no controlada, epilepsia, enfermedades cardíacas, menores de 16 años o mayores de 65 años deben consultar al médico antes de usar el sauna.

Las mujeres embarazadas o que intentan concebir deben evitar el uso del sauna, ya que el calor puede resultar perjudicial para el feto, especialmente durante el primer trimestre, aumentando el riesgo de defectos congénitos.