Protrusión discal: qué es, síntomas y cómo tratarla

Actualizado en julio 2020

La protrusión discal, también conocida como abombamiento discal, consiste en un desplazamiento del disco gelatinoso que se encuentra entre las vértebras hacia la médula espinal, lo que causa presión sobre los nervios y genera síntomas como dolor, incomodidad y dificultad para moverse. Este disco intervertebral tiene la función de amortiguar el impacto entre las vértebras y facilitar el deslizamiento entre ellas, permitiendo ejecutar movimientos con facilidad. 

Generalmente, el tratamiento consiste en la realización de ejercicios, fisioterapia o en la ingesta de medicamentos analgésicos; pudiendo ser necesario, en los casos más graves, la realización de una cirugía. 

Este problema, cuando no es tratado correctamente, puede originar una hernia de disco más grave, en la que el cartílago interno puede ser proyectado hacia afuera del disco. Conozca todos los tipos de hernia de disco y los síntomas más comunes

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Principales síntomas

Los síntomas más comunes causados por la protrusión del disco vertebral son:

  • Dolor en la región afectada;
  • Disminución de la sensibilidad de los miembros cercanos a la región;
  • Sensación de hormigueo en los brazos o en las piernas;
  • Pérdida de fuerza en los músculos de la región afectada. 

Estos síntomas pueden ir empeorando paulatinamente y, por esta razón, ciertas personas pueden demorar en ir al hospital. Sin embargo, cualquier alteración en la sensibilidad o en la fuerza de algunos de los miembros, ya sea brazos o piernas, debe siempre ser evaluada por un médico, puesto que puede indicar un problema en los nervios de la región. 

Posibles causas

Por lo general, la protrusión discal ocurre debido al desgaste de la región externa del disco, que va ocurriendo a medida que la persona envejece, no obstante, también puede suceder en personas jóvenes debido a ciertos movimientos, como levantar objetos pesados, por ejemplo. 

Además, las personas con exceso de peso, sedentarias o con músculos debilitados también tienen mayor riesgo de sufrir de esta afección. 

Cómo es realizado el diagnóstico

Generalmente, el médico realiza un examen físico para identificar dónde está localizado el dolor, pudiendo también recurrir a otros medios de diagnóstico, como radiografía, tomografía computarizada o resonancia magnética, por ejemplo. 

Cómo es realizado el tratamiento

El tratamiento depende de la gravedad de la protrusión discal, de la región donde ocurra y de la incomodidad que provoque, pudiendo ser realizado mediante ejercicios, fisioterapia o ingesta de medicamentos analgésicos. 

En caso de que el tratamiento realizado no sea suficiente para aliviar la incomodidad, el médico puede recomendar medicamentos más fuertes como relajantes musculares, para aliviar la tensión muscular, y opioides, gabapentina o duloxetina, para aliviar el dolor. 

El médico puede incluso recomendar la cirugía en caso de que los síntomas no mejoren o el abombamiento discal esté comprometiendo la función muscular. En la mayor parte de los casos, la cirugía consiste en la remoción de la porción deteriorada del disco o, en los casos más severos, este puede ser reemplazado por una prótesis o el médico puede optar por la fusión de las dos vértebras entre las cuales se sitúa el abombamiento discal.