La esofagitis es la inflamación del esófago, el tubo que transporta los alimentos de la boca al estómago. Esta inflamación puede causar síntomas como acidez, ardor en el pecho, dificultad para tragar o sensación de irritación en la garganta.
Esta inflamación puede tener distintas causas, como el reflujo gastroesofágico, infecciones, alergias alimentarias, uso de ciertos medicamentos, enfermedades autoinmunes o tratamientos con radioterapia.
El tratamiento debe ser indicado por un gastroenterólogo y puede incluir el uso de medicamentos que reducen la acidez, como omeprazol o cimetidina, además de cambios en el estilo de vida, como evitar acostarse después de comer y reducir el consumo de alimentos grasos o irritantes.
Lea también: Reflujo gastroesofágico: qué es, síntomas y tratamiento tuasaude.com/es/reflujo-gastricoPrincipales síntomas
Los principales síntomas de esofagitis son:
- Dolor o dificultad para tragar;
- Sensación de que la comida se queda atorada;
- Acidez y sensación de ardor constante;
- Dolor en el pecho;
- Irritación en la garganta y llagas en la boca;
- Náuseas y vómitos.
En bebés y niños, la esofagitis puede causar dificultad para alimentarse o amamantar, vómitos, dolor de barriga, llanto o irritabilidad al comer y, en casos más graves, problemas de crecimiento o pérdida de peso.
¿La esofagitis es peligrosa?
La esofagitis no siempre representa un peligro, pero puede volverse una afección seria si no se trata de manera adecuada.
En la mayoría de los casos provoca molestias leves, como acidez o dolor al tragar, que suelen mejorar con medicamentos y cambios en el estilo de vida.
Sin embargo, cuando la inflamación persiste por mucho tiempo, puede dañar progresivamente el revestimiento interno del esófago y causar pequeñas lesiones o dificultad para tragar.
Principales causas
Existen diferentes tipos de esofagitis, que varían según su causa principal. Las principales son:
1. Esofagitis eosinofílica
La esofagitis eosinofílica es causada por una reacción del sistema inmunitario, en la que un tipo de glóbulo blanco, llamado eosinófilo, se acumula en el esófago.
Por lo general, esta enfermedad se produce debido a alergias a ciertos alimentos, como leche, huevo, trigo o soya, o por la exposición a alérgenos presentes en el aire, como el polen. Vea cuáles son los síntomas y cómo es el tratamiento de la esofagitis eosinofílica.
2. Esofagitis por reflujo
Es el tipo más común y ocurre cuando el ácido del estómago regresa al esófago e irrita su mucosa. Esto sucede cuando la válvula ubicada al final del esófago no funciona correctamente, siendo frecuente en personas con reflujo gastroesofágico.
Además, la esofagitis por reflujo puede presentarse como consecuencia de la bulimia, debido a los vómitos frecuentes, o deberse a una hernia hiatal, que facilita el retorno del ácido al esófago.
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La esofagitis erosiva aparece cuando la inflamación del esófago progresa al punto de causar heridas o úlceras visibles en su revestimiento interno.
Suele desarrollarse tras un reflujo gastroesofágico persistente, ya que el contacto constante del ácido con la mucosa va irritando y “desgastando” el tejido.
Este tipo de esofagitis es más común en personas con hernia hiatal, obesidad, embarazo o en quienes consumen con frecuencia alcohol, tabaco o medicamentos como antiinflamatorios.
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Este tipo de esofagitis ocurre cuando ciertos medicamentos orales, como aspirina, ibuprofeno, algunos antibióticos o suplementos de potasio, irritan el esófago. Generalmente, esto sucede debido al contacto prolongado del medicamento con el revestimiento esofágico.
5. Esofagitis infecciosa
Es causada por infecciones provocadas por hongos, virus o bacterias, y es más común en personas con el sistema inmunológico debilitado, como aquellas que padecen VIH, cáncer o diabetes.
6. Esofagitis autoinmune
Algunas enfermedades autoinmunes, como la enfermedad inflamatoria intestinal y la enfermedad de injerto contra huésped, pueden causar inflamación en el esófago cuando el sistema inmunológico, por error, ataca las células del propio organismo.
En estos casos, la esofagitis forma parte de las manifestaciones generales de la enfermedad y puede acompañarse de otros síntomas digestivos, como dolor abdominal, náuseas o dificultad para tragar.
7. Esofagitis por radiación
Este tipo de esofagitis puede presentarse después de sesiones de radioterapia dirigidas al tórax, al esófago o a la garganta, y en la mayoría de los casos, la inflamación es temporal y mejora con el tiempo, aunque en situaciones poco frecuentes puede volverse crónica.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico de la esofagitis debe ser realizado por un gastroenterólogo, con base en la evaluación de los síntomas y la frecuencia con que se presentan.
Para confirmar el diagnóstico, el médico puede indicar una endoscopia digestiva, que permite observar el interior del esófago y detectar posibles lesiones o inflamaciones. Este examen requiere una preparación específica, que debe seguirse según las indicaciones del profesional de salud. Conozca más sobre la endoscopia.
Además, pueden realizarse otras pruebas complementarias, como la medición del pH esofágico para evaluar la acidez o, en casos de sospecha de esofagitis eosinofílica, pruebas de alergia en la piel.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento de la esofagitis debe ser indicado por un gastroenterólogo y, en la mayoría de los casos, se basa en el uso de medicamentos que reducen la acidez del estómago, como omeprazol, cimetidina, hidróxido de aluminio o hidróxido de magnesio.
Para la esofagitis eosinofílica, el médico puede recetar esteroides en forma líquida, que recubren el esófago y ayudan a disminuir la inflamación. Además, puede recomendar el uso de dupilumab, un anticuerpo que actúa sobre la respuesta inflamatoria.
Cuando la esofagitis es causada por infecciones, el tratamiento puede incluir antifúngicos o antivirales, como fluconazol o aciclovir, según el agente responsable.
Además, se aconsejan cambios en el estilo de vida, como evitar acostarse después de comer, reducir el consumo de bebidas gasificadas, alcohólicas o con cafeína, y limitar alimentos grasosos, chocolate y menta, que favorecen el reflujo.
En situaciones poco frecuentes, cuando las lesiones no cicatrizan, aparecen sangrados o los síntomas persisten a pesar del tratamiento y la dieta, el médico puede valorar la necesidad de una intervención quirúrgica. Conozca más detalles sobre el tratamiento para la esofagitis.
¿Se pueden utilizar antiinflamatorios para la esofagitis?
Los antiinflamatorios comunes, como ibuprofeno, naproxeno o aspirina, no se usan para tratar la esofagitis, ya que pueden irritar el esófago y empeorar la inflamación.
En cambio, en casos como la esofagitis eosinofílica, pueden indicarse corticoides en forma líquida o para tragar, como budesonida o fluticasona, que ayudan a reducir la inflamación.