Para curar una herida en casa, es fundamental lavarse bien las manos y usar guantes para evitar contaminar la lesión.
Sin embargo, en heridas más graves, como quemaduras de tercer grado o escaras, se requieren cuidados especiales para prevenir infecciones graves o incluso la necrosis del tejido.
Por ello, es importante acudir al hospital o centro de salud para que realicen una evaluación y indiquen el tratamiento más adecuado. Además, mantener la herida limpia y cubierta ayuda a evitar complicaciones y favorece una mejor recuperación.
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Curación de heridas paso a paso
Generalmente, para realizar una cura en casa, es importante tener algunos materiales como suero fisiológico, Iodopovidona, curitas y vendas, por ejemplo. Vea qué debe contener un botiquín de primeros auxilios.
1. Cura simple para cortes
De esta forma, para realizar una cura simple de forma rápida y correcta se debe:
- Lavar la herida con agua fría corriente o suero fisiológico;
- Secar la herida con gasa seca o con un paño limpio;
- Desinfectar la herida con Iodopovidona como Povidine;
- Cubrir la herida con una gasa seca y sujetarla con un esparadrapo o cinta adhesiva, una curita o un curativo listo, que se vende en las farmacias.
La cura debe cambiarse en máximo 48 horas, siempre que esté sucia o de acuerdo con la indicación del enfermero. Además de esto, debe evitar mojar la cura, cubriéndola con una bolsa plástica para bañarse.
En casos graves como cortes profundos o cuando la herida sangra mucho, se debe hacer la misma cosa, sin embargo, después se recomienda acudir inmediatamente al puesto de salud o al hospital, ya que la persona debe ser evaluada por el médico, pudiendo inclusive necesitar puntos o colocar unas grapas.
2. Cura para las escaras
La cura para las escaras debe ser hecha por un enfermero, pero en caso que la cura se caiga durante la noche o se moje mientras se toma un baño debe:
- Lavar la herida con agua fría del grifo o suero fisiológico, no tocando con las manos en la herida;
- Secar la herida con gasa seca sin presionar o raspar;
- Cubrir la herida con otra gasa seca y sostener la gasa con una cinta adhesiva;
- Acostar a la persona en la cama sin presionar la escara;
- Llamar al enfermero e informar que el vendaje de la escara se salió.
La cura para las escaras deben realizarse siempre con gasa y apósitos estériles para prevenir infecciones, ya que es una herida muy sensible.
Es muy importante que la cura sea hecha por un enfermero, ya que en la mayoría de los casos, la cura incluye el uso de pomadas o materiales que ayudan a cicatrizar. Un ejemplo es la crema Recoverón -N, la cual ayuda a acelerar el proceso de cicatrización y evitar la infección de la escara. Vea más sobre el tratamiento de las escaras.
3. Cura para quemaduras
Cuando una persona se quema con agua caliente, aceite de freír o con el fogón de la cocina, la piel se enrojece y se mantiene dolorida, pudiendo ser necesario realizar una cura. Por lo que debe:
- Colocar agua fría por más de 5 minutos para enfriar la herida;
- Aplicar crema hidratante con efecto refrescante y calmante como Recoverón-N o Caladryl, o una crema a base de cortisona como diprogenta o sulfadiazina de plata, que se compra en la farmacia;
- Cubrir la quemadura con una gasa limpia estéril y sostenerla con una cinta adhesiva.
En caso de que la quemadura tenga ampollas y el dolor sea muy fuerte, se debe acudir a la emergencia hospitalaria, ya que puede ser necesario que el médico indique un analgésico como tramadol para aliviar el dolor, así como cremas antibióticas.
Cuándo debe acudir al médico
La mayoría de las heridas ocurren en casa y pueden tratarse sin necesidad de acudir al hospital.
Sin embargo, si la herida tarda mucho en cicatrizar o presenta señales de infección, como dolor intenso, enrojecimiento marcado, inflamación, secreción de pus o fiebre superior a 38 ºC, se recomienda acudir al centro de salud para que la herida sea evaluada y se inicie el tratamiento adecuado.
Además, las heridas con mayor riesgo de infección, como las causadas por mordeduras de animales o por objetos oxidados, deben ser siempre evaluadas por un médico o enfermero.