Crisis de ausencia: síntomas, causas y tratamiento

Actualizado en marzo 2023

La crisis de ausencia es un tipo específico de epilepsia que causa síntomas como pérdida súbita de consciencia, como si la persona estuviera desconectada del mundo, permaneciendo quieta y con la mirada perdida fija hacia un punto, durante 10 a 30 segundos, y después regresando rápidamente al estado normal de alerta.

Este tipo de epilepsia es más común en niños entre los 4 y 12 años, pero también puede ocurrir en adultos. La crisis de ausencia no produce daños físicos y el niño normalmente deja de tener crisis de forma natural en la adolescencia, sin embargo, en algunos casos pueden durar para el resto de la vida o desarrollar otros tipos de convulsiones.

La crisis de ausencia generalmente es causada por la actividad anormal en el cerebro y puede ser controlada con medicamentos anticonvulsivos prescritos por el neurólogo.

Síntomas de crisis de ausencia

Los principales síntomas de crisis de ausencia son:

  • Pérdida súbita de consciencia;
  • Detener los movimientos de forma repentina, sin caer al suelo;
  • Mirada fija y vaga, como si estuviera desconectado del mundo;
  • Ausencia de respuesta cuando se le habla;
  • Ausencia de reacción a los estímulos;
  • Apretar los labios;
  • Hacer movimientos de masticación;
  • Parpadear o hacer los ojos hacia arriba;
  • Hacer pequeños movimientos con la cabeza o con ambas manos;
  • Frotar los dedos;
  • Palidez.

Generalmente, la crisis de ausencia dura alrededor de 10 a 30 segundos, pudiendo ocurrir varias veces a lo largo del día. Después de la crisis, la persona recupera rápidamente el estado normal de alerta y continúa la actividad que estaba haciendo, sin recordar loo que estaba haciendo.

Las crisis de ausencia pueden ser difíciles de identificar, especialmente en niños, pudiendo confundirse con falta de atención, por ejemplo. Por eso, es importante consultar a un neurólogo en cuanto se observar los síntomas para que realice el diagnóstico e inicie el tratamiento más adecuado.

Cómo se confirmar el diagnóstico

El diagnóstico de la crisis de ausencia lo realiza el neurólogo por medio de la evaluación de los síntomas, antecedentes de salud y de la exploración física en que el médico hace pruebas de comportamiento, habilidades motoras y función mental.

Además, para confirmar el diagnóstico, el médico puede solicitar un electroencefalograma para evaluar la actividad eléctrica del cerebro. Durante este examen, el médico puede pedirle a la persona para respirar rápidamente, ya que esto puede desencadenar una crisis de ausencia.

Otros exámenes que el médico puede solicitar son una resonancia magnética o tomografía computarizada para obtener imágenes detalladas del cerebro y descartar enfermedades como ACV o tumores cerebrales.

Posibles causas

La crisis de ausencia es causada por una alteración de la actividad de las neuronas en el cerebro, además de una modificación de los niveles de neurotransmisores cerebrales, que son sustancias responsables de la comunicación entre neuronas.

Algunos factores que pueden contribuir al desarrollo de las crisis de ausencia son:

  • Edad, siendo más común en niños de 4 a 1 2 años;
  • Género, siendo más frecuente en niñas que en niños;
  • Antecedentes familiares  de crisis de ausencia.

Además, en algunos casos, la respiración rápida o luces parpadeantes pueden desencadenar una crisis de ausencia.

Cómo se realiza el tratamiento de la crisis de ausencia

El tratamiento de una crisis de ausencia debe ser orientado por el neurólogo, el cual puede indicar el uso de medicamentos anticonvulsivos, como la etosuximida, ácido valproico o lamotrigina, por ejemplo.

Normalmente, las crisis de ausencia tienden a parar por sí solas hasta los 18 años, sin embargo, es posible que el niño tenga crisis de ausencia el resto de su vida o desarrolle otros tipos de epilepsia. Conozca más sobre la epilepsia y cómo distinguir una crisis de ausencia de autismo

Además, para ayudar a controlar y prevenir las crisis de ausencia, el médico puede recomendar una dieta cetogénica, que es rica en grasas buenas y baja en carbohidratos, debiendo hacerse con orientación del nutricionista.