Betametasona: para qué sirve y cómo usar (inyectable, crema...)

Actualizado en diciembre 2023

La betametasona es un medicamento corticoide con potente acción antiinflamatoria, antialérgica y antireumática, indicado para tratar diversos problemas de salud que afectan la piel, mucosas, glándulas, huesos, músculos o sistema respiratorio como dermatitis, urticaria, artritis reumatoide, dolor en la ciática, bronquitis, asma o lupus, por ejemplo, aliviando los síntomas como comezón, enrojecimiento, inflamación en los huesos y/o articulaciones y el dolor. 

Este medicamento puede encontrarse como dipropionato de betametasona, valerato de betametasona o fosfato disódico de betametasona en forma de pomada, crema, loción, solución tópica, comprimido o inyectable, bajo los nombres comerciales de Betnovate, Diprospan, Diprogenta, Betaderm o Diprosone, por ejemplo. Además, algunas cremas, pomadas o jarabe pueden contener betametasona asociada a otras sustancias como la gentamicina, loratadina, ácido salicílico, dexclorfeniramina o ketoconazol.

La betametasona debe ser utilizada solamente con indicación y orientación médica, debido a que la dosis, el tiempo y la presentación a utilizar varía de acuerdo con el problema de salud a ser tratado. Conozca más sobre los antiinflamatorios.

Imagem ilustrativa número 1

Para qué sirve

La betametasona sirve para tratar diversos problemas de salud, que incluyen:

  • Enfermedades osteoarticulares: artritis reumatoide, osteoartritis, bursitis, espondilitis anquilosante, epicondilitis, radiculopatía, coccidinia, dolor ciática, lumbago, tortícolis, quiste ganglionar, exostosis, fascitis;
  • Condiciones alérgicas: bronquitis asmática crónica, fiebre del heno, edema angioneurótico, bronquitis alérgica, rinitis alérgica estacional o perenne, reacciones alérgicas a medicamentos, enfermedades del sueño e picadas de insectos;
  • Condiciones dermatológicas: dermatitis atópica, neurodermatitis, dermatitis de contacto o solar grave, urticaria, liquen plano hipertrófico, necrobiosis lipoídica diabética, alopecia areata, lupus eritematoso discoide, psoriasis, queloides, pénfigo, dermatitis herpetiforme y acné quístico;
  • Colagenosis: lupus eritematoso sistémico, esclerodermia, dermatomiositis o periarteritis nudosa, leucemias y linfomas en adultos, o leucemia aguda de la infancia.
  • Fimosis infantil.

Además, puede ser utilizado en el tratamiento del Síndrome adrenogenital, colitis ulcerativa, ileitis regional, bursitis, nefritis y síndrome nefrótico, siendo necesario en estos casos que el uso de la betametasona sea suplementado con mineralocorticoides. La betametasona inyectable se recomienda cuando el medicamento no responde a los corticoides sistémicos. Conozca más sobre los corticoides.

Cómo usar

El modo de uso de la betametasona depende de la edad de la persona y condición que desea ser tratada, así como de la presentación, que incluyen:

1. Betametasona inyectable

La dosis deben ser recomendadas por el médico de forma individualizada de acuerdo con el problema a ser tratado, y deben ser aplicadas por un médico, enfermero o profesional de salud con experiencia.

El tiempo de tratamiento con betametasona puede variar de acuerdo con el tipo de problema de salud a ser tratado, debiendo siempre seguir las orientaciones médicas. 

2. Betametasona crema, pomada, loción o solución tópica

El uso debe ser realizado sobre la piel colocando una pequeña cantidad de la betametasona en el área afectada, siendo que la dosis recomendada para adultos o niños con más de 1 año es de 1 a 2 veces por día por un período máximo de 4 semanas, conforme la orientación médica. Vea otras opciones de cremas con corticoides.

3. Betametasona comprimido

Los comprimidos deben ser tomados por vía oral, siendo que la dosis inicial de betametasona para adultos puede variar entre 0,25 mg a 8,0 mg por día, con una dosis máxima de 8,0 mg por día. En el caso de los niños, la dosis inicial puede variar de 0,017 mg a 0,25 mg por kg de peso corporal, conforme la orientación médica.

Posibles efectos secundarios

Los efectos secundarios de la betametasona están relacionados con la dosis y el tiempo del tratamiento, e incluyen: presión arterial alta, picazón, debilidad y dolor muscular, atrofia muscular, osteoporosis, fracturas vertebrales, inflamación del páncreas, hinchazón abdominal, esofagitis ulcerosa y problemas de cicatrización de los tejidos.

Algunas personas también pueden relatar equimosis, eritema facial, aumento de la sudoración, vértigo, dolor de cabeza, irregularidades menstruales, desarrollo del Síndrome de Cushing, disminución de la tolerancia a los carbohidratos, manifestaciones clínicas de diabetes con aumento de los requerimientos diarios de insulina o hipoglucemiantes orales.

Si bien existen varios efectos adversos relacionados con el uso de betametasona, estas reacciones solo pueden revertirse cambiando la dosis o suspendiendo el tratamiento, y deben ser orientadas por el médico.

Vea más sobre los efectos secundarios de los corticoesteroides

Contraindicaciones

La betametasona, en general, no debe ser utilizada por niños, mujeres embarazadas o lactantes, a menos que lo recomiende un médico. Además, la betametasona no debe ser utilizada por personas que tengan una infección activa y/o sistémica, alergia a los componentes de la fórmula u otros corticoides.

La pomada, crema, loción o solución tópica de betametasona no debe ser utilizada por niños menores de 1 año. La betametasona inyectable no debe ser aplicada en el músculo en personas con púrpura trombocitopénica idiopática y no debe administrarse vía intravenosa o en la piel en personas con colitis ulcerosa inespecífica, si existe la posibilidad de perforación inminente, absceso u otra infección piógena, diverticulitis, anastomosis intestinal reciente, úlcera péptica activa o latente, insuficiencia renal o hipertensión arterial, osteoporosis y miastenia.

La betametasona puede interferir con el efecto de otros fármacos como fenobarbital, fenitoína, rifampicina, efedrina, estrógenos, digitálicos, anfotericina B, cumarinas, antiinflamatorios no esteroideos, alcohol, salicilatos, ácido acetilsalicílico, hipoglucemiantes y glucocorticoides. Por este motivo, es importante decirle al médico todos los medicamentos que se utilizan para evitar aumentar o disminuir su efecto.