Parálisis cerebral infantil: qué es, síntomas y tratamiento

Actualizado en junio 2022

La parálisis cerebral infantil es una lesión neurológica causada por daños que ocurren en el cerebro en desarrollo, afectando los movimientos, la postura, el tono muscular y las habilidades motoras, causando la pérdida de equilibrio, falta de coordinación, movimientos involuntarios o dificultad para hablar o caminar, por ejemplo. En algunos casos, puede estar asociada a epilepsia, problemas en la vista, audición o deficiencia intelectual.

La parálisis cerebral infantil puede ser causada por la falta de oxígeno en el cerebro relacionada al trabajo de parto, pero también puede ocurrir por hemorragia cerebral, factores genéticos que llevan al desarrollo anormal del cerebro durante la gestación, o incluso por infecciones maternas que afectan el cerebro del feto.

Las consecuencias de la parálisis cerebral infantil dependen de la zona del cerebro afectada y deben ser siempre evaluadas por un neurólogo pediatra para que indique el tratamiento más adecuado que puede ser con medicamentos, fisioterapia o terapia ocupacional, por ejemplo. 

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Principales síntomas

Los síntomas de la parálisis cerebral infantil generalmente no se observan después del nacimiento, siendo normalmente notados durante los primeros 2 o 3 años de vida del niño, y pueden ser leves a graves, mejorar o empeorar con el tiempo y dependen de la zona del cerebro afectada.

Los principales síntomas que pueden ocurrir en la parálisis cerebral incluyen:

  • Retraso en el desarrollo durante la infancia, como sentarse, gatear o caminar;
  • Rigidez muscular que dificulta mover los brazos y las piernas;
  • Dificultad para caminar;
  • Falta de equilibrio y coordinación motora;
  • Temblores o movimientos involuntarios;
  • Debilidad en los brazos o piernas;
  • Dificultad para masticar o comer;
  • Exceso de saliva y problemas para deglutir;
  • Retraso en el lenguaje o problemas en el habla;
  • Problemas de la vista, ceguera o movimientos anormales en los ojos;
  • Dificultad para la audición y sordera;
  • Dificultades intelectuales o para el aprendizaje;
  • Retraso en el crecimiento;
  • Epilepsia;
  • Convulsiones;
  • Dificultad respiratoria;
  • Sensibilidad excesiva al tacto o dolor;
  • Problemas en la vejiga o intestino, como incontinencia urinaria o estreñimiento;
  • Alteraciones en el comportamiento.

Es importante consultar siempre a un pediatra cuando el niño presente alguno de los síntomas de parálisis cerebral para que se realice el diagnóstico y se inicie el tratamiento más adecuado.

Cómo se confirma el diagnóstico

El diagnóstico de parálisis cerebral infantil es realizado por el pediatra a través de la historia clínica del niño, evaluación física, examen neurológico completo, análisis de los síntomas y exámenes como resonancia magnética, ultrasonido craneal o electroencefalograma, ya que permiten identificar el tipo de parálisis de acuerdo al área afectada del cerebro.

Otras pruebas que el médico puede solicitar son exámenes de sangre, orina o de la piel para detectar alteraciones genéticas o metabólicas.

Además, el pediatra puede encaminar al niño a otras especialidades médicas como oftalmología, otorrinolaringología o neurólogo para evaluar otras condiciones que pueden estar asociadas a la parálisis cerebral.

Tipos de parálisis cerebral

Existen diferentes tipos de parálisis cerebral que están relacionados con la zona del cerebro afectada, ya que causan alteraciones en el movimiento o del tono muscular específicos. De esta forma la parálisis cerebral infantil puede clasificarse como:

  • Parálisis cerebral espástica: es el tipo más común, afectando alrededor de 80% de lo casos, siendo caracterizada por rigidez muscular y reflejos exagerados, además de dificultad para realizar o coordinar los movimientos, como caminar, cruzar las piernas o sujetar objetos;
  • Parálisis cerebral hipotónica: se caracteriza por la disminución del tono muscular o músculos excesivamente relajados y debilitados, pudiendo causar dificultad en el bebé para mantener el cuello firme y control de la cabeza, causando dificultades respiratorias, en el habla y al caminar;
  • Parálisis cerebral discinética o parálisis atetoide: se caracteriza por afectar la coordinación motora y movimientos involuntarios, lentos, rápidos o en forma de espasmos en los brazos, piernas y manos, causando dificultad para caminar o sentarse, por ejemplo. En algunos casos, la cara y la lengua pueden afectarse, causando dificultad para hablar o deglutir;
  • Parálisis cerebral atáxica: es el tipo menos común caracterizado por temblores y movimientos descoordinados, dificultad para el equilibrio, en la coordinación motora, caminar y para movimientos finos como tomar objetos o escribir.

Algunos niños pueden presentar una combinación de síntomas de los diferentes tipos de parálisis cerebral, siendo conocida como parálisis cerebral mixta, generalmente causada por una mezcla de parálisis cerebral espástica y discinética.

Posibles causas

La parálisis cerebral infantil es causada por el desarrollo anormal del cerebro o por algún daño cerebral durante su desarrollo, siendo que generalmente ocurre antes del nacimiento, pero también puede ocurrir durante el trabajo de parto o la infancia.

Las principales causas de parálisis cerebral infantil son:

  • Mutaciones genéticas que llevan a malformaciones cerebrales;
  • Infecciones maternas durante el embarazo, como rubéola, herpes, sífilis, toxoplasmosis o zika;
  • Sangrado o hemorragia intracraneal en el feto aún en el útero o después del nacimiento;
  • ACV en el feto;
  • Prematuridad;
  • Falta de oxigenación en el cerebro del bebé durante el trabajo de parto;
  • Hipoglucemia neonatal;
  • Kernicterus causado por ictericia neonatal;
  • Infecciones neonatales, como meningitis, sepsis, vasculitis o encefalitis;
  • Traumatismo craneal en la infancia.

Además, otros factores que pueden aumentar el riesgo de parálisis cerebral son gestación múltiple, restricción del crecimiento intrauterino, uso de drogas de abuso durante el embarazo, preeclampsia, corioamnioitis, alteraciones en la placenta o aspiración del meconio, por ejemplo. 

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento de la parálisis cerebral infantil debe ser realizado con orientación médica a lo largo de la vida con el objetivo de ayudar al niño a desarrollar habilidades y disminuir el riesgo de complicaciones, como deformación en las articulaciones, problemas respiratorios o convulsiones, por ejemplo. 

Los principales tratamiento de la parálisis cerebral infantil indicados por el médico son:

1. Uso de medicamentos

Los medicamentos para la parálisis cerebral indicados por el médico pueden ayudar a disminuir la rigidez y los espasmos musculares, como relajantes musculares tomados por vía oral, o aplicación de botox en el músculo o en el nervio.

Además, el botox también pueden ser aplicado en las glándulas salivares para reducir la producción excesiva de saliva.

2. Fisioterapia

La fisioterapia debe realizarse con ejercicios indicados por el fisioterapeuta y tiene como objetivo fortalecer los músculos, mejorar la fuerza, flexibilidad, equilibro y coordinación motora. Algunos de estos ejercicios pueden realizarse en casa de acuerdo a la orientación del fisioterapeuta.

En algunos casos, puede indicarse la realización de fisioterapia para ayudar en el habla, deglución y mejorar la respiración.

3. Terapia ocupacional

La terapia ocupacional es una buena opción para aumentar la calidad de vida y ayudar al niño a ganar independencia en las actividades del día a día en casa o en la escuela, como comer o caminar, por ejemplo. 

Esto, debido a que en las sesiones de terapia ocupacional, el profesional ayuda al niño a utilizar algunos equipos auxiliares, como cubiertos especiales, caminadoras o sillas de ruedas, por ejemplo.

4. Fonoaudiología

La fonoaudiología está indicada para ayudar a mejorar la capacidad del habla y de la comunicación a través del lenguaje de señas, además de las dificultades para comer o deglutir, y debe ser orientada por un fonoaudiólogo.

 5. Cirugía ortopédica

La cirugía ortopédica puede ser indicada por el médico para corregir deformaciones en los huesos o articulaciones causadas por la rigidez muscular.

Además, la cirugía ortopédica puede ayudar a aliviar el dolor y mejorar los movimientos musculares de la zona afectada.