Aborto retenido: qué es, síntomas, causas y tratamiento

Actualizado en marzo 2023

El aborto retenido es un tipo de aborto en que el embrión o o feto pierde la vida pero no es expulsado, pudiendo permanecer retenido dentro del útero por semanas o incluso meses, generalmente entre la semana 8 a 12 de gestación, y muchas veces puede no haber síntomas, siendo percibidos a través del desaparecimiento de síntomas asociados al embarazo.

El aborto retenido puede ocurrir debido a alteraciones cromosómicas, malformaciones fetales, problemas en el útero, como cicatrices uterinas, o por problemas endocrinos, como alteraciones en la tiroides no tratadas o diabetes descontrolada.

El tratamiento del aborto retenido debe ser realizado por el obstetra y, en la mayoría de los casos, consiste en el vaciamiento de la cavidad uterina, además de recibir acompañamiento psicológico posteriormente.

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Síntomas de aborto retenido

Los principales síntomas de aborto retenido son:

  • Flujo vaginal marrón o enrojecido;
  • Ausencia de aumento del vientre y del volumen uterino;
  • Disminución o ausencia de los signos naturales del embarazo, como sensibilidad en los senos o náuseas.

Además, otros síntomas del embarazo pueden estar disminuidos o ausentes como cansancio o aumento de la frecuencia urinaria. Vea otros síntomas que pueden surgir durante el embarazo.

Generalmente, el aborto retenido no causa síntomas, siendo detectado en la mayoría de las veces durante los exámenes prenatales. Además, estos síntomas son diferentes del aborto espontáneo, en el que ocurre sangrado vaginal, dolor abdominal fuerte, fiebre o escalofríos, por ejemplo. 

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico de aborto retenido es realizado por el obstetra a través de un ultrasonido pélvico o transvaginal, normalmente antes de las 20 semanas de gestación, en que se detecta la ausencia de latidos cardíacos fetales. Sin embargo, cuando el embarazo está en fases iniciales, hasta 10 semanas de gestación, el diagnóstico puede hacerse a través del examen beta-HCG.

Generalmente, el diagnóstico de aborto retenido se realiza durante exámenes de consulta prenatal, ya que no en todos los casos la mujer presenta síntomas. Conozca más sobre los principales exámenes prenatales.

Posibles causas

Las causas más comunes que pueden causar un aborto retenido son:

  • Malformaciones fetales;
  • Alteraciones cromosómicas;
  • Edad avanzada de la mujer;
  • Mala nutrición durante el embarazo;
  • Uso de alcohol, drogas, cigarro y algunos medicamentos;
  • Enfermedad de la tiroides no tratada;
  • Diabetes no controlada;
  • Infecciones;
  • Trauma, como accidente de carro o caídas;
  • Obesidad;
  • Problemas en el cuello del útero;
  • Hipertensión severa;
  • Exposición a radiación.

Generalmente, mujeres que sufren un aborto retenido, normalmente no presentan riesgo para un futuro embarazo, a no ser que ocurra uno de los factores antes mencionados. 

Cómo es el tratamiento

El tratamiento del aborto retenido debe realizarse con orientación del obstetra, que normalmente indica el vaciamiento de la cavidad uterina mediante el uso de medicamentos, curetaje uterino o por aspiración manual intrauterino. En caso de que sea tratado, los restos del feto pueden causar sangrados o incluso una infección, pudiendo poner en riesgo la vida de la mujer.

El curetaje es un procedimiento realizado por el ginecólogo, en que se hace una limpieza del útero a través del raspado de la pared del útero y la aspiración manual intrauterina, que consiste en la aspiración del interior del útero con una especie de jeringa, para eliminar el embrión muerto y restos de un aborto incompleto. Pueden incluso usarse ambas técnicas en el mismo procedimiento. Vea cómo se realiza este procedimiento.

Cuando la edad gestacional sea mayor a 12 semanas, la osificación fetal ya está presente, debiendo procederse a la maduración del cuello con un medicamento llamado misoprostol, esperar las contracciones y proceder a la limpieza de la cavidad después de la expulsión del feto.