A las 36 semanas de embarazo, la mujer está en el tercer trimestre y al inicio del noveno mes, lo que indica que el parto se acerca; normalmente ocurre entre las semanas 37 y 40, aunque en algunos casos se programa antes si hay complicaciones.
En esta etapa, el bebé ya está casi completamente desarrollado, con los órganos formados y los pulmones en maduración final, mientras que la madre puede sentir presión en la pelvis, contracciones leves y mayor cansancio, síntomas comunes cerca del nacimiento. Conozca más sobre el desarrollo del bebé en la semana 36.
El seguimiento prenatal se intensifica para vigilar el bienestar de ambos, controlando la posición del bebé, la presión arterial y posibles señales de complicaciones como preeclampsia o bajo crecimiento fetal, garantizando así una atención más segura en la fase final del embarazo.
Es fundamental acudir al obstetra si aparecen contracciones fuertes, sangrado o pérdida de líquido amniótico antes de la semana 37, ya que estos signos pueden indicar parto prematuro y requieren atención inmediata.