Neuroplasticidad: qué es, tipos y cómo estimularla

La neuroplasticidad es la capacidad del sistema nervioso para cambiar, aprender y adaptarse en su forma y función a lo largo de la vida, como respuesta a estímulos, experiencias, aprendizaje, lesiones o enfermedades.

Los principales tipos de neuroplasticidad, también llamada plasticidad cerebral o plasticidad neuronal, son la estructural y la funcional, que participan en la memoria, el aprendizaje, la recuperación funcional y la rehabilitación, así como en la adaptación y el buen funcionamiento del cerebro.

Para estimular la neuroplasticidad en el día a día, es importante aprender cosas nuevas, dormir bien, realizar tareas desafiantes y mantener una alimentación saludable, por ejemplo.

Pareja de adultos mayores leyendo y tejiendo

Para qué sirve

La neuroplasticidad es importante para:

  • Mantener la salud del cerebro;
  • Mejorar la memoria;
  • Favorecer el aprendizaje a lo largo de la vida;
  • Evitar el deterioro cognitivo y trastornos degenerativos, como la enfermedad de Alzheimer y de Parkinson;
  • Ayudar en la recuperación y rehabilitación después de un ACV, enfermedades neurodegenerativas y lesiones cerebrales;
  • Permitir que el cerebro se adapte a diferentes experiencias y situaciones.

La plasticidad cerebral también mantiene la función cognitiva y contribuye a la formación de nuevas neuronas.

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Tipos de neuroplasticidad

Los principales tipos de plasticidad cerebral incluyen:

1. Plasticidad estructural

La plasticidad estructural se refiere a cambios físicos en las estructuras de las neuronas y las redes neuronales, como modificaciones en la cantidad, forma, fuerza y conectividad de las sinapsis, que son los puntos donde las neuronas se comunican entre sí.

Este tipo de plasticidad incluye mecanismos como la formación de nuevas sinapsis o la eliminación de las ya existentes, el crecimiento de nuevas ramas de axones, que son las prolongaciones que usan las neuronas para enviar señales, y la formación de nuevas neuronas en el cerebro adulto.

2. Plasticidad funcional

La plasticidad funcional corresponde a cambios en la eficiencia, fuerza o sincronía de las sinapsis, lo que es esencial para el aprendizaje y la memoria.

Esta plasticidad ocurre a través de mecanismos como la potenciación a largo plazo, que es un aumento persistente en la fuerza sináptica, y la depresión a largo plazo, que corresponde al debilitamiento persistente de las sinapsis.

Cómo estimular la neuroplasticidad en el día a día

Algunas formas de estimular la neuroplasticidad en el día a día son:

  • Aprender cosas nuevas, como estudiar un nuevo idioma o tocar un instrumento musical;
  • Realizar de manera continua tareas que desafíen intelectualmente, como armar rompecabezas o jugar sudoku;
  • Tener experiencias que saquen de la zona de confort, como cocinar una receta nueva, usar la mano no dominante o elegir un camino diferente para ir al trabajo;
  • Practicar actividad física de forma regular;
  • Dormir bien, entre 7 y 9 horas por día;
  • Mantener una alimentación saludable y variada, con frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras;
  • Practicar la atención plena a través de actividades como meditación y mindfulness.

También es fundamental mantener un buen entorno social y participar en actividades sociales, ya que ayudan en la formación de nuevas conexiones cerebrales.