La agranulocitosis, también llamada granulocitopenia, es una alteración de sangre en que se observa una baja cantidad o ausencia de granulocitos en la sangre, que también son conocidos como leucocitos granulares, siendo estos los neutrófilos, basófilos y eosinófilos.
Los leucocitos granulocíticos forman parte de la inmunidad, siendo esenciales en el combate de infecciones. Sin embargo, sus niveles pueden estar disminuidos como consecuencia de infecciones crónicas, uso de medicamentos, desnutrición o exposición prolongada a medicamentos, lo que aumenta el riesgo de infecciones secundarias y lleva a la manifestación de síntomas, como fiebre, escalofríos, cansancio excesivo, debilidad muscular y lesiones en la boca, por ejemplo. Conozca más sobre los leucocitos.
Para confirmar la agranulocitosis debe hacerse un hemograma, en que se indica la cantidad la neutrófilos, basófilos y eosinófilos circulantes; y un mielograma en que se evalúa el funcionamiento de la médula ósea. Después del resultado, es importante que el tratamiento sea iniciado lo antes posible para evitar el desarrollo de infecciones secundarias y complicaciones, pudiendo ser indicado por el médico el uso de antimicrobianos, inmunosupresores, estimulantes de los glóbulos blancos o transfusión de leucocitos de acuerdo a la causa.
Principales síntomas
La agranulocitosis no conduce al desarrollo de síntomas, sin embargo, debido a los bajos niveles de células granulocíticas, la persona es más susceptible al desarrollo de infecciones, lo que resulta en el surgimiento de los síntomas, siendo los principales:
- Dolor de garganta;
- Fiebre y escalofríos;
- Cansancio excesivo;
- Infección del tracto urinario;
- Desarrollo de lesiones ulcerosas en la boca y/o faringe, causando dificultades para deglutir;
- Inflamación de la encía;
- Alteración de los latidos cardíacos;
- Debilidad muscular.
Por ello, ante la presencia de signos y síntomas que indiquen la infección, es importante consultar al médico para que se solicite la realización de un examen de sangre para investigar la agranulocitosis.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico inicial de la agranulocitosis es realizado por el hematólogo tomando en consideración los síntomas presentados por la persona y los resultados del hemograma, en que se evalúan los nivele de leucocitos granulocíticos, que en ese caso están por debajo de 500 células por mm3 de sangre, pudiendo, en algunos casos ser 0 células por mm3 de sangre.
Además, el médico puede indicar la realización de exámenes para investigar la causa de la agranulocitosis y descartar otras alteraciones, pudiendo ser recomendada la realización de mielograma, que tiene como objetivo evaluar el funcionamiento de la médula ósea. En caso de la agranulocitosis, es posible observar en el mielograma células de linaje mieloide normocelulares con promielocitos con maduración interrumpida.
Posibles causas
La disminución o ausencia de granulocitos circulantes puede producirse como consecuencia de varias situaciones, siendo las principales:
- Uso prolongado de algunos medicamentos, como aspirina, clozapina, metamizol, dipirona, penicilina, cloranfenicol, analgésicos y naproxeno, por ejemplo;
- Enfermedades autoinmunes, como artritis reumatoide y lupus;
- Anemia aplásica;
- Desnutrición;
- SIDA;
- Alteraciones genéticas;
- Exposición prolongada a toxinas, como mercurio.
Además, la agranulocitosis puede ser debido a infecciones con síntomas más crónicos, como es el caso de tuberculosis, malaria o fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, por ejemplo.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para la agranulocitosis debe ser orientada por el hematólogo de acuerdo a los síntomas presentados por la persona y a la causa de alteración. De esta forma, el médico puede indicar el uso de antimicrobianos, en caso de agranulocitosis por infección; o el uso de medicamentos capaces de estimular el desarrollo de glóbulos blancos, que son conocidos como factores estimulantes de colonias de granulocitos o G-CSF.
En algunos casos, el médico también puede recomendar la realización de transfusión de glóbulos blancos, con la intención de regular los niveles de granulocitos, o el uso de medicamentos inmunosupresores, cuando la agranulocitosis se produce por enfermedades autoinmunes.
Es importante que el tratamiento se realice cuando surjan los primeros signos y síntomas, y que se tenga un acompañamiento de acuerdo a la recomendación del médico, ya que de esta forma, es posible prevenir complicaciones, como septicemia, necrosis de las lesiones que pueden haberse formado en las mucosas y problemas en los riñones , por ejemplo.