La colonoscopia es un examen que evalúa la mucosa del intestino grueso, siendo especialmente indicado para identificar la presencia de pólipos, cáncer intestinal u otros tipos de alteraciones en el intestino, como colitis, varices o enfermedad diverticular.
Este examen puede ser indicado cuando la personas presenta síntomas que puedan sugerir alteraciones intestinales, como sangrados o diarrea persistente, por ejemplo, pero también es necesario hacerlo de forma rutinaria para el rastreo de cáncer de colon en personas a partir de los 50 años de edad, o antes, en caso de que exista un mayor riesgo desarrollarlo. Vea los síntomas de cáncer en el intestino y cuándo acudir al médico.
Para la realización de la colonoscopia es necesario hacer una preparación especial, con ajustes en la alimentación y el uso de laxantes, para que el intestino esté limpio y se consigan visualizar las alteraciones. Generalmente, el examen no causa dolor, puesto que se lleva a cabo bajo anestesia general, sin embargo, algunas personas pueden sentir alguna molestia, hinchazón o presión en el abdomen durante el procedimiento.
¿Para qué sirve?
Algunas de las principales indicaciones de la colonoscopia incluyen:
- Buscar pólipos, que son pequeños tumores, o señales sugestivas de cáncer de colon;
- Identificar causas de sangrado en las heces;
- Evaluar una diarrea persistente u otras alteraciones del hábito intestinal de origen desconocido;
- Diagnosticar enfermedades del colon como diverticulosis, tuberculosis intestinal, colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn, por ejemplo;
- Investigar causas de anemia de origen desconocido;
- Hacer una evaluación más detallada cuando se encuentran alteraciones en otros exámenes como la búsqueda sangre oculta en heces o imágenes dudosas en el enema opaco, por ejemplo.
Durante la colonoscopia también es posible realizar procedimientos como una biopsia o incluso la extirpación de pólipos. Además, el examen puede ser indicado como método terapéutico, ya que también permite la cauterización de vasos sanguíneos que pueden estar sangrando o hasta una descompresión del vólvulo intestinal. Vea lo que es el vólvulo intestinal y cómo tratar esta peligrosa complicación.
Preparación para la colonoscopia
Para que el médico consiga realizar la colonoscopia y visualice las alteraciones, es necesario que el colon esté completamente limpio, es decir, sin cualquier residuo de heces o alimentos y para ello se debe haber hecho una preparación especial antes del examen, la cual será indicada por el médico o la clínica que realizará el examen.
Idealmente, la preparación está indicada por lo menos 2 días antes del examen, donde el paciente debe cambiar la dieta e ingerir alimentos de fácil digestión, a base de pan, arroz y pastas blancas, líquidos, jugos sin pulpa, carne, pescado, huevos cocidos y yogur sin frutas o pedazos de estos, debiéndose evitar leche, frutos secos, verduras, legumbres y cereales.
En las 24 horas antes del examen, está indicado una dieta líquida, para evitar que se produzcan residuos en el intestino grueso. También se recomienda el uso de laxantes, beber una solución a base de manitol, un tipo de azúcar que ayuda a la limpieza del intestino, o hacer un lavado intestinal, que es realizado de acuerdo a las indicaciones del médico. Conozca con más detalle cómo debe ser la dieta.
Además, algunos de los medicamentos utilizados pueden requerir suspenderse antes del examen como AAS, anticoagulantes, metformina o insulina, por ejemplo, de acuerdo con la recomendación del médico. También es necesario ir acompañado al examen, puesto que la sedación podrá dejar a la persona en estado somnoliento, no siendo indicado manejar o trabajar después del examen.
¿Cómo se realiza la colonoscopia?
La colonoscopia se realiza con la introducción de un tubo delgado a través del ano, generalmente, bajo anestesia para comodidad del paciente. Este tubo tiene acoplada una cámara que permite la visualización de la mucosa intestinal y, durante el examen, pequeñas cantidades de aire son inyectadas dentro del intestino para mejorar la visualización.
Normalmente el paciente está acostado de lado, mientras el médico inserta el tubo del colonoscopio dentro del ano, pudiendo el paciente sentir aumento de la presión abdominal.
La colonoscopia suele durar entre 20 a 60 minutos. Después del examen el paciente debe permanecer en recuperación cerca de 2 horas antes de regresar a casa.
¿Qué es la colonoscopia virtual?
La colonoscopia virtual utiliza la tomografía computarizada para obtener imágenes del intestino, sin ser necesario el colonoscopio con cámara para capturar las imágenes. Durante el examen se introduce un tubo a través del ano que inyecta aire en el intestino, facilitando la observación de su interior y sus posibles alteraciones.
La colonoscopia virtual posee algunas limitaciones, como dificultad para identificar pólipos pequeños y la imposibilidad de hacer una biopsia, por eso, no es un sustituto fiel de la colonoscopia tradicional. Lea más sobre este procedimiento en: Colonoscopia virtual.