Cómo quitar la resequedad en los pies (y qué puede causarla)

Actualizado en diciembre 2022

Los pies resecos y agrietados suelen surgir cuando la piel no se hidrata correctamente, cuando se utilizan zapatos no adecuados o cuando se camina mucho tiempo descalzo, pudiendo además causar otras molestias como comezón o ardor.

Además de eso, cuando la pisada es incorrecta o desequilibrada, puede provocar más presión en algunas partes del pie, provocando sequedad y durezas en zonas específicas. 

Para evitar que los pies se resequen y que se generen fisuras, es importante colocarse crema en esta región por lo menos 1 vez al día, esto ayudará a mantener la piel suave y sedosa, sin embargo, existen otras técnicas que pueden ser aplicadas como remojar los pies en agua tibia y retirar el exceso de piel con una lija, por ejemplo.

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Principales causas

La principal causa de los pies resecos es la falta de hidratación, que deja la piel menos flexible y más fácil de que se reseque. Sin embargo, existen algunos factores que contribuyen a la falta de hidratación como: 

  • Andar mucho tiempo descalzo;

  • Uso frecuente de sandalias, chancletas o zapatos que no sean cómodos;

  • Tipo de pisada, cuando no es correcta o equilibrada, produciendo más apoyo y presión en ciertas zonas del pie;

  • Estar por encima del peso ideal;

  • Problemas en la piel, como piel atópica o psoriasis;

  • Tomar baño con agua muy caliente. 

Además de esto, quien no bebe la cantidad de agua necesaria durante el día también tiene una piel más seca y, por lo tanto, tiene mayores posibilidades de que los pies se resequen. Vea cuál es la cantidad de agua que se debe tomar en el día.

Cómo quitar la resequedad en los pies 

Este tratamiento para los pies resecos y agrietados debe ser hecho, por lo menos, 2 veces por semana o todos los días, durante períodos en que los pies están muy resecos. 

1. Remojar los pies en agua tibia e hidratar

El primer paso consiste en remojar los pies en agua caliente para que la piel se suavice y se abran los poros, permitiendo que la crema hidratante sea bien absorbida por todas las capas de la piel. 

Para hacer esto se debe:

  1. Colocar un poco de agua tibia dentro de un balde hasta alcanzar una altura de 8 a 19 cm, o una altura que permita sumergir todo el pie en el agua; 
  2. Agregar 1 a 2 cucharadas de crema hidratante, dependiendo de la cantidad de agua;
  3. Mezclar bien la crema en el agua, para que se disuelva completamente;
  4. Remojar los pies durante 5 a 10 minutos, para garantizar que la piel se quede suave y se absorba la crema.

Lo ideal, es que el remojo no se realice con agua muy caliente, ni sin la crema hidratante, ya que abrirá y dañará los poros, pudiendo dejar la piel más seca.

2. Secar los pies correctamente

Después de remojar los pies en agua tibia es muy importante secar bien la piel, para evitar el crecimiento de los hongos, especialmente entre los dedos del pie. Sin embargo, se debe evitar frotar la toalla en la piel, ya que esta acción deja la piel más irritada y contribuye a que empeore la resequedad.

Así que, lo ideal es secar la piel con ligeros movimientos de presión para retirar el exceso de agua, y luego dejar los pies al aire libre durante 2 minutos, para que se sequen completamente.

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3. Retirar el exceso de piel con una lima

Este paso del ritual es opcional y, generalmente, solo se debe hacer cuando ya no hay grietas, pero la piel sigue siendo gruesa y reseca. En estos casos, después de secar el pie con la toalla, pero antes de dejarlos secar al aire libre, se debe utilizar una lija de pies, o una piedra pómez, por ejemplo, para hacer movimientos leves sobre el talón y retirar el exceso de piel muerta.

Esta técnica también se puede hacer en otras regiones más secas del pie, como el lateral del dedo gordo. Después, se puede remojar de nuevo el pie por agua tibia, o retirar la piel que salió, utilizando una toalla.

4. Colocar una crema hidratante

Cuando el pie ya está completamente seco, se debe colocar un poco de crema hidratante para cerrar los poros y acabar la hidratación de la piel. De hecho esta crema, independientemente o no se realice el ritual, puede colocarse 1 vez por día después de bañarse o antes de dormir.

Cuanto más espesa sea la crema, mayor será el grado de hidratación, pero la elección puede ser hecha de acuerdo con las preferencias de cada persona.

Después de colocar la crema, se debe calzar una media para asegurarse de que no es removido por el calzado y que es completamente absorbido por la piel. Además de esto, la media ayuda a que el pie no se deslice, evitando posibles caídas. Una buena opción es hacer el ritual antes de dormir, para que se mantengan las medias durante algunas horas y sin la presión del zapato.