Cardiopatía isquémica: qué es, principales síntomas y tratamiento

Actualizado en julio 2020

La cardiopatía isquémica, conocida también como isquemia miocárdica o cardíaca, se caracteriza por la disminución del paso de sangre por las arterias coronarias, que son los vasos que llevan sangre al corazón. Generalmente, es causada por la presencia de placas de grasa en su interior, que cuando no son debidamente tratadas, pueden romper y obstruir el vaso, causando dolor y aumentando las posibilidades de infarto.

Su tratamiento se realiza con medicamentos para mejorar el paso del flujo sanguíneo a través de estos vasos, prescritos por el cardiólogo como metoprolol, simvastatina y AAS, por ejemplo, además del control del colesterol y sal en la alimentación y realización de actividad física.

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Principales síntomas

Los síntomas de una isquemia cardíaca pueden ser:

  • Dolor o ardor en el pecho que se puede irradiar a la nuca, barbilla, hombros o brazos;
  • Palpitaciones cardíacas;
  • Presión en el pecho;
  • Falta de aire o dificultad para respirar;
  • Mareos, sudoración fría, palidez y malestar.

Sin embargo, la isquemia cardíaca puede no generar síntomas, siendo descubierta en una examen de rutina o cuando se genera un ataque cardíaco.

Vea cuáles son los 12 signos y síntomas que pueden indicar problemas en el corazón.

Qué puede causar una cardiopatía isquémica

La principal causa de isquemia cardíaca es la aterosclerosis, que es la acumulación de grasa dentro de las arterias coronarias, debido al efecto a largo plazo de un o varios factores asociados como colesterol alto, azúcar elevado, sedentarismo, tabaquismo y obesidad.

Sin embargo, existen otras enfermedades que pueden causar una isquemia cardíaca como lupus, diabetes, embolia coronaria, sífilis, estenosis aórtica, espasmo coronario, hipertiroidismo muy grave y el uso de drogas como cocaína y anfetaminas.

Tipos de cardiopatía isquémica

La obstrucción del flujo sanguíneo por las arterias coronarias pueden ocurrir de formas diferentes:

  • Angina estable: es un tipo de isquemia crónica, pero transitoria, porque el dolor en el pecho surge cuando la persona hace algún esfuerzo, sufre algún estrés emocional o después de comer, mejorando en pocos minutos o cuando se mantiene de reposo. Si no se trata, puede convertirse en un infarto en el futuro. Vea más sobre la angina de pecho.
  • Angina inestable: también es un tipo de isquemia crónica, pero el dolor en el pecho puede surgir en cualquier momento, dura más de 20 minutos, no mejora con el descanso, y, si no se trata rápidamente, evolucionará a un infarto. 
  • Infarto agudo de miocardio: el infarto puede ocurrir tras la transformación de la angina, o puede ser repentino, surgiendo sin previo aviso. Se caracteriza por un dolor o ardor en el pecho, intenso, que no mejora, y debe ser tratado lo más pronto posible en el hospital. Vea cómo identificar un infarto.
  • Isquemia silenciosa: es la disminución del paso de sangre en las arterias coronarias que no causa síntomas, siendo muchas veces descubierta en exámenes de rutina, y elevan el riesgo de causar un infarto o un paro cardiaco súbito.

Estos tipos de isquemia compromete la salud del corazón, por esto, deben ser diagnosticados y tratados a la brevedad posible, ya sea con una revisión médica anual o acudiendo a un médico general o cardiólogo siempre que surgen síntomas como dolor o ardor en el pecho.

Cómo se realiza el diagnóstico

Para identificar la presencia de una isquemia en el corazón, pueden ser realizados algunos exámenes que deben ser solicitados por el cardiólogo como:

  • Electrocardiograma;
  • Prueba de ergometría o prueba del esfuerzo;
  • Ecocardiograma;
  • Gammagrafía miocárdica.

Los exámenes de sangre se realizan para identificar la presencia de alteraciones que aumentan el riesgo cardiovascular como colesterol, glucemia, triglicéridos y parámetros que evalúan la función renal. Cuando se sospecha de infarto, el médico pide también la medición en sangre de las enzimas cardíacas como la CK-MB.

Conozca más sobre los exámenes para evaluar la salud del corazón.

Los exámenes que se solicitan depende de los síntomas que presente el individuo, en caso que todavía existan dudas, el cardiólogo podrá solicitar un cateterismo cardíaco para confirmar la presencia de una isquemia cardíaca.

Conozca para qué sirve, cómo se realiza y cuáles son los riesgos del cateterismo cardíaco.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento para isquemia cardíaca pode ser hecho con el uso de medicamentos para:

  • Reducir los latidos del corazón, como propranolol, atenolol o metoprolol;
  • Controlar los niveles de la presión arterial, como enalapril, captopril o losartán;
  • Reducir las placas de grasa, como la simvastatina y la atorvastatina;
  • Disminuir la formación de coágulos sanguíneos, como AAS o clopidogrel, para la ruptura de las placas de grasa;
  • Dilatar los vasos del corazón, con medicamentos que contengan Mononitrato de isosorbida o Dinitrato de isosorbida en su composición.

Estos medicamentos sólo deben ser utilizado estrictamente bajo indicación del cardiólogo. Se deben también controlar enfermedades como colesterol alto, presión alta, tabaquismo, sedentarismo, diabetes, apnea del sueño y crisis de ansiedad, ya que estas enfermedades pueden aumentar el riesgo de isquemia cardíaca.

En los casos más graves, cuando el uso de medicamentos no es suficiente, el cardiólogo podrá indicar la realización de una cirugía, que es un procedimiento delicado en que el paciente puede quedarse hospitalizado por más de 4 días, debiendo realizar fisioterapia para una rehabilitación cardíaca precoz. En estos casos el médico podrá solicitar una angioplastia con o sin colocación de un stent, o una cirugía de revascularización del miocardio, que es la sustitución de una arteria coronaria por la vena safena magna, por ejemplo.

Conozca más sobre el bypass coronario y sus riesgos.

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