Desprendimiento de placenta: qué es, causas y tratamiento

Actualizado en octubre 2020

El desprendimiento prematuro de placenta ocurre cuando la placenta se separa de la pared del útero, causando un cólico abdominal fuerte y sangrado vaginal en gestantes con más de 20 semanas de gestación.

Esta situación es delicada, ya que puede poner en peligro la salud de la madre y del bebé, por lo que, en caso de sospecha, se recomienda acudir inmediatamente al servicio de urgencias para diagnosticar y tratar esta situación lo más rápido posible.

Además, en caso de que se produzca un desprendimiento al inicio del embarazo o antes de las 20 semanas, se llama desprendimiento ovular, que presenta síntomas muy parecidos. Conozca más sobre el desprendimiento ovular.

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Principales causas

Cualquier gestante puede desarrollar un desprendimiento de placenta y su causa está asociada a alteraciones en la circulación de la sangre en la placenta e inflamaciones que pueden desencadenarse por:

  • Esfuerzo físico intenso;
  • Golpes en la espalda o vientre;
  • Presión alta o preeclampsia;
  • Tabaquismo;
  • Uso de drogas;
  • Rotura de la bolsa antes del tiempo previsto;
  • Poco líquido amniótico en la bolsa;
  • Infección;
  • Enfermedades que alteran la coagulación de la sangre.

El desprendimiento de placenta es una de las principales causas de sangrado en el tercer trimestre del embarazo, período en que el feto y la placenta son más grandes. Su tratamiento debe iniciarse tan pronto como se sospeche para disminuir el riesgo para la salud del bebé y de la madre, debido a las consecuencias de sangrado y la falta de oxígeno.

¿Cuál es el tratamiento?

En caso de sospecharse de desprendimiento prematuro de la placenta se aconseja acudir al servicio de urgencias lo más rápido posible para que el obstetra inicie los procedimientos de diagnóstico y tratamiento. Puede ser necesario que la gestante permanezca internada por un tiempo en reposo, con uso de oxígeno y control de la presión arterial y frecuencia cardíaca, además de la monitorización del sangrado con análisis de sangre.

Para tratar el desprendimiento prematuro de placenta es importante individualizar cada caso de acuerdo con la cantidad de semanas de gestación y del estado de salud de la gestante y del bebé.

Así, cuando el feto está maduro o tiene más de 34 semanas el obstetra normalmente recomienda anticipar el parto, pudiendo ser parto normal cuando el desprendimiento es pequeño, pero siendo necesario hacer cesárea si el desprendimiento fuera más grave.

Cuando el bebé tiene menos de 34 semanas de gestación se debe realizar una evaluación constante hasta que el sangrado se detenga y hasta que sus signos vitales y los del bebé estén estabilizados. También pueden indicarse medicamentos para disminuir la contracción del útero.

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Otras orientaciones

Si la madre y el bebé se encuentran bien y el sangrado se detiene, la gestante puede tener alta hospitalaria bajo la orientación de algunos cuidados como:

  • Evitar permanecer más de 2 horas de pie, debiendo preferentemente quedarse sentada o acostada con las piernas ligeramente elevadas;
  • No hacer ningún tipo de esfuerzo como limpiar la casa o cuidar a los hijos;
  • Beber al menos 2 litros de agua al día.

Si no se puede estabilizar el cuadro, puede ser necesario anticipar el parto, incluso en estos casos, para garantizar la salud del bebé y de la madre.

Como no es posible saber cuándo ocurrirá o no el desprendimiento de placenta, es importante realizar un examen prenatal adecuado, siendo posible detectar en este examen cualquier alteración en la formación de la placenta de forma anticipada, pudiendo intervenir lo antes posible. Conozca los tipos de placenta.

¿Cómo saber si se trata de desprendimiento de placenta?

El desprendimiento prematuro de placenta puede causar signos y síntomas, como:

  • Dolor abdominal intenso;
  • Dolor en la región lumbar;
  • Sangrado vaginal.

Existen casos en que el sangrado vaginal no está presente, ya que puede estar oculto, es decir, quedarse retenido entre la plantación y el útero.

Además, si el desprendimiento es pequeño o parcial, puede no causar síntomas, pero si es muy grande o completo, la situación es mucho más grave, ya que el sangrado es más intenso además de cortar la fuente de oxígeno hacia el bebé.

El diagnóstico del desprendimiento prematuro de placenta lo realiza el obstetra a partir de la historia clínica y el examen físico, además de la realización de ultrasonido, el cual podrá detectar hematomas, coágulos, la intensidad del sangrado y diferenciar de otras enfermedades que pueden confundirse, como placenta previa.