Deshidratación discal: qué es, síntomas, cómo tratarla y cómo evitarla

Actualizado en enero 2024

La deshidratación discal es la degeneración de los discos intervertebrales de la columna, lo cual ocurre por la reducción de la cantidad de agua en los discos, lo que hace que estos se tornen más rígidos y menos flexibles, dando como resultado síntomas como dolor en la espalda y limitación del movimiento.

La deshidratación discal, también conocida como desecación discal, es causada principalmente por el envejecimiento natural del cuerpo, pero también puede surgir debido a condiciones de salud como espondilitis anquilosante o lesiones en la espalda, por ejemplo.

El tratamiento de la deshidratación discal es llevado a cabo por el traumatólogo, el cual puede indicar el uso de medicamentos para reducir el dolor, o la realización de sesiones de fisioterapia, pues así es posible relajar los músculos de la espalda y permitir mejorar la movilidad.

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Principales síntomas

Los síntomas de la deshidratación discal son:

  • Dolor en la espalda;
  • Rigidez y limitación del movimiento;
  • Debilidad;
  • Sensación de opresión en la espalda;
  • Entumecimiento de la región lumbar, sensación que puede irradiarse hacia las piernas, dependiendo del disco que esté siendo afectado.

En la mayor parte de los casos, la deshidratación discal no causa síntomas, siendo detectada en exámenes de imagen para el diagnóstico de otras condiciones de la columna.

Sin embargo, estos síntomas pueden surgir a medida que hay una reducción de la cantidad de agua de los discos intervertebrales, lo que hace que exista una pérdida de la flexibilidad de los discos y una mayor posibilidad de fricción entre las vértebras.

Se recomienda consultar al traumatólogo siempre que surjan síntomas de deshidratación discal, con el objetivo de identificarla e iniciar el tratamiento más adecuado. 

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico de la deshidratación discal es realizado por el traumatólogo mediante la evaluación de los síntomas, del tiempo de evolución, de los antecedentes de salud y de las lesiones en la columna y la realización de un examen físico, en el que se le pide a la persona que se coloque en distintas posiciones mientras son aplicadas diferentes fuerzas en la espalda para verificar si la persona siente dolor.

Asimismo, el médico puede indicar la realización de algunos exámenes de imagen, como radiografía, tomografía computarizada o resonancia magnética, para confirmar el diagnóstico y descartar otras condiciones con síntomas similares, como la hernia discal.

¿La deshidratación discal es grave?

La deshidratación discal es un desgaste natural de los discos intervertebrales, el cual no suele ocasionar síntomas, por lo que normalmente es identificado en exámenes de imagen para diagnosticar otros problemas en la columna.

Sin embargo, la deshidratación discal puede ser grave debido a que puede aumentar la fricción entre las vértebras de la columna y presionar los nervios, además de incrementar el riesgo de desarrollo de hernia de disco. Conozca cómo reconocer los síntomas de la hernia discal.

Principales causas

Las principales causas de deshidratación discal incluyen:

  • Envejecimiento natural del cuerpo, siendo más frecuente en personas mayores de 50 años de edad;
  • Antecedentes familiares de enfermedad degenerativa de disco lumbar;
  • Obesidad o sobrepeso;
  • Mala postura o sedentarismo;
  • Lesión en la columna, como accidentes o caídas;
  • Esfuerzos repetitivos, como profesiones que requieren cargar pesos frecuentemente;
  • Espondilitis anquilosante o estenosis espinal.

Asimismo, la deshidratación discal puede ocurrir como consecuencia de la práctica de deportes de contacto o debido al hecho de perder muchos líquidos rápidamente, puesto que, durante este proceso, puede haber una pérdida de los fluidos que están presentes en los discos.

Cómo es realizado el tratamiento

El tratamiento de la deshidratación discal debe ser realizado bajo la orientación de un traumatólogo y varía según la cantidad de discos intervertebrales afectados y la gravedad de los síntomas.

En los casos más sencillos, el médico puede recomendar evitar esfuerzos físicos y el levantamiento de pesos, así como mantener una buena postura.

Por otra parte, si hay dolor intenso en la columna, el médico puede recomendar el uso de analgésicos o antiinflamatorios, como ibuprofeno, diclofenaco o paracetamol, y/o fisioterapia, pues ayudan a mejorar la movilidad, aliviar el dolor y evitar la rigidez. Conozca los principales medicamentos para el dolor de espalda.

Asimismo, también puede ser recomendada la realización de acupuntura, de reeducación postural global (RPG) y de ejercicio físico bajo la orientación de un entrenador, y también es importante que sean adoptados hábitos saludables.

En los casos donde los síntomas son más intensos y no hay una mejoría incluso con la realización de fisioterapia, el traumatólogo puede indicar tratamiento local, mediante la aplicación de inyección de corticosteroides, o cirugía, con el objetivo de promover el alivio de los síntomas. 

Cómo evitarla

Algunas formas de prevenir la deshidratación discal incluyen:

  • Mantener un peso saludable;
  • No fumar;
  • Beber al menos 8 vasos de agua al día;
  • Mantener una buena postura en el día a día;
  • Evitar cargar peso en exceso o con frecuencia.

Además, la práctica regular de ejercicio físico, incluyendo estiramientos para la columna, también ayuda a prevenir la deshidratación discal.