Artrosis: qué es, síntomas y tratamiento

Actualizado en mayo 2023

La artrosis es una enfermedad reumática que causa degeneración del cartílago en alguna articulación del cuerpo, como rodilla, columna vertebral, hombro o cadera, por ejemplo, lo que lleva a una inflamación de la zona debido al contacto de un hueso con otro, causando síntomas como hinchazón, dolor crónico, rigidez y dificultad para realizar movimiento.

La artrosis, también conocida como osteoartritis, es más común que se presente en personas de la tercera edad, debido al desgaste natural de las articulaciones o ser consecuencia de hacer movimientos repetitivos, traumáticos, o tener exceso de peso, por ejemplo.

El tratamiento de la artrosis debe ser realizado por un ortopedista o reumatólogo, el cual puede indicar el uso de medicamentos para aliviar los síntomas, fisioterapia, y en los casos más graves, cirugía.

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Síntomas de artrosis

Los principales síntomas de artrosis son:

  • Dolor crónico en la articulación afectada;
  • Dificultad para la realización de movimientos;
  • hinchazón y enrojecimiento local;
  • Aumento de la sensibilidad en la articulación;
  • Pérdida de la flexibilidad;
  • Rigidez en la articulación, principalmente después de despertar;
  • Sensación de adormecimiento u hormigueo en las piernas o brazos;
  • Presencia de chasquidos al mover la articulación;
  • Sensación de arena al mover la articulación;
  • Movimientos más limitados en el miembro afectado;
  • Músculos más débiles y más atrofiados, cercanos a la articulación afectada.

Además, con la evaluación de la enfermedad también pueden surgir deformidades en la zona de las articulación afectada, lo que puede tornar los síntomas más intensos.

Por ello, ante la presencia de síntomas de artrosis, es importante consultar al ortopedista para que realice el diagnóstico, identifique la posible causa y se inicie el tratamiento más adecuado.

Tipos de artrosis

La artrosis puede clasificarse en algunos tipos de acuerdo a la articulación afectada, siendo los principales:

1. Artrosis de rodilla

La artrosis en la rodilla afecta el cartílago de esta articulación, que puede causar dificultad para caminar, subir y bajar escaleras y estirar la pierna, por ejemplo. Es común observar artrosis en ambas rodillas, sin embargo, el grado de alteración puede variar entre ellas. Conozca más sobre la artrosis en la rodilla.

2. Artrosis en la cadera

En este tipo de artrosis hay compromiso de las articulaciones que sostienen el peso del cuerpo, como la cadera, produciendo dolor y dificultad para caminar. Vea más sobre la artrosis de cadera.

3. Artrosis de columna

En la artrosis de columna ocurre un desgaste del cartílago de las vértebras, pudiendo ser en la región del cuello, también llamada artrosis cervical; o en la parte baja, causando dolor en el cuello y en la espalda, además de dificultad para moverse. Vea otros síntomas de artrosis en el cuello.

4. Artrosis en las manos

Este tipo de artrosis afecta las articulaciones de las manos y dedos, especialmente en el pulgar, se ven afectadas, causando síntomas de dolor, inflamación, deformaciones en los dedos, dificultad para sostener objetos pequeños como bolígrafos o lápices, además de falta de fuerza. Conozca más sobre la artrosis en las manos.

5. Artrosis en el hombro

La artrosis en el hombro afecta el cartílago de la articulación del hombro, causando dolor que se irradia hacia el cuello y dificultad para mover la articulación del brazo. Conozca más sobre la artrosis en el hombro.

Cómo se realiza el diagnóstico

El diagnóstico de la artrosis debe ser realizado por el reumatólogo u ortopedista a través de la evaluación de los signos y síntomas presentados, así como por medio de un examen físico en que el médico le pide a la persona que haga movimientos con las articulaciones con el objetivo de evaluar el grado de limitación de movimiento o si hay dolor durante su realización.

Además, el médico suele indicar la realización de exámenes de imagen, como radiografías o resonancia magnética para evaluar el grado de desgaste de la articulación y, de esta forma, confirmar el diagnóstico, tipo de artrosis e indicar el mejor tratamiento.

Principales causas

La causa exacta de la artrosis no se conoce totalmente, sin embargo, surge debido al desgaste de la articulación, que resulta en el contacto de un hueso con otro e inflamación, ya que el cartílago tiene como función proteger la articulación, evitando la fricción entre los huesos.

Algunos factores pueden contribuir para aumentar el riesgo de desarrollar artrosis, como:

  • Desgaste natural de la articulación, por el envejecimiento natural;
  • Antecedente familiar de artrosis;
  • Exceso de peso u obesidad;
  • Síndrome metabólico;
  • Deformidades congénitas en la articulación;
  • Debilidad muscular;
  • Desalineación de la articulación;
  • Traumatismo con fracturas, torsiones o golpes que afecten la articulación;
  • Menopausia, en mujeres;
  • Tabaquismo;
  • Deficiencia de vitamina D;
  • Baja densidad ósea u osteoporosis;
  • Lupus eritematoso sistémico;
  • Artritis reumatoide;
  • Hemocromatosis;
  • Gota;
  • Diabetes mellitus;
  • Displasia ósea;
  • Esfuerzos repetitivos, como agacharse o arrodillarse y levantar objetos pesados con frecuencia;
  • Práctica de deportes que sobrecargan las articulaciones o que exijan movimientos constantes de rotación; como fútbol, béisbol o fútbol americano;
  • Trabajos que sobrecargan las articulaciones como trabajadores de construcción civil, costureras, pintores o personas que realizan trabajos domésticos.

Cuando estos factores están presentes, ocurre un proceso inflamatorio en la zona que lesiona los huesos, músculos y ligamentos de la región, provocando una degeneración y destruyendo progresivamente la articulación.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento de la artrosis debe hacerse con la orientación de un reumatólogo u ortopedista, con el objetivo de aliviar los síntomas y evitar la evolución de la enfermedad.

Los principales tratamientos para la artrosis que pueden ser indicados por el médico, son:

1. Uso de medicamentos

Los medicamentos para el tratamiento de la artrosis que pueden ser indicados por el médico incluyen analgésicos, como paracetamol o antiinflamatorios en forma de comprimidos, como ibuprofeno o naproxeno; o pomadas, como diclofenaco dietilamonio o con capsaicina, ya que ayudan a controlar el dolor y la inflamación en las articulaciones.

Además, el médico también puede indicar el uso de duloxetina, que es un antidepresivo que ayuda a aliviar el dolor crónico causado por la artrosis. Vea más opciones de medicamentos para la artrosis.

2. Fisioterapia

La fisioterapia para la artrosis puede ser indicada por el médico para ayudar a fortalecer los músculos alrededor de la articulación afectada, aumentar la flexibilidad y reducir el dolor; mejorando el movimiento de la articulación y reduciendo la rigidez.

Este tratamiento debe ser orientado por un fisioterapeuta el cual indicará los ejercicios más adecuados de forma individualizada, de acuerdo al estadio y al tipo de artrosis.

Durante las sesiones de fisioterapia podrán utilizarse aparatos electroestimuladores y de ultrasonido que estimulan la articulación, disminuyen la inflamación, facilitan la cicatrización y controlan el dolor. Cuando hay una mala postura, el fisioterapeuta puede orientar una reeducación postural global (RPG).

Además, el fisioterapeuta también puede indicar ejercicios para realizar en casa para complementar el tratamiento fisioterapéutico, además de recomendar aplicar hielo o calor en la zona para aliviar los síntomas de la artrosis.

3. Dieta para perder peso

En los casos en que la artrosis, especialmente de rodilla o de cadera, está relacionada con el exceso de peso u obesidad, en que la persona presenta un IMC mayor de 25, el médico puede indicar un acompañamiento alimentario personalizado con un nutricionista a modo de iniciar una dieta para perder peso.

Además, es importante llevar una alimentación antiinflamatoria, que ayude a reducir la producción de sustancias en el cuerpo que estimulen la inflamación, como prostaglandinas y citocinas.

De esta forma, se recomienda aumentar el consumo de alimentos ricos en vitaminas, omega 3, polifenoles, carotenoides o flavoniodes, como atún, sardina y salmón, fresas, naranja, aguacate, nueces o brócoli, por ejemplo. Vea una lista completa de alimentos antiinflamatorios.

4. Infiltración en las articulaciones

La infiltración en las articulaciones afectadas puede ser realizada por el médico con inyección de medicamentos corticoides o ácido hialurónico, por ejemplo.

Este tipo de tratamiento generalmente está indicado en los casos de dolor moderado y grave, y que no mejoren con el uso de medicamentos por vía oral.

Las inyecciones de corticoides en las articulaciones ayudan a mejorar el dolor inmediatamente, el cual puede durar hasta 12 semanas.

La inyección de ácido hialurónico, que es la sustancia semejante a un componente normalmente encontrado en las articulaciones que actúa como un amortiguador, ayuda a lubricar las articulaciones adoloridas de las manos o dedos y, por eso, puede ayudar a aliviar el dolor.

5. Cirugía

La cirugía está indicada en los casos en que el uso de medicamentos y la fisioterapia no han dado resultados para aliviar los síntomas de la artrosis, y el dolor persiste, incluso después de meses de tratamiento convencional.

La operación puede realizarse haciendo un raspado en la articulación o removiendo la articulación afectada y colocando una prótesis en su lugar. Generalmente, es necesario hacer sesiones de fisioterapia para acelerar la recuperación.

Cómo prevenir la artrosis

Una de las principales formas de tratamiento es la prevención de esta patología y, para eso existen algunos cuidados que deben seguirse y estos incluyen:

  • Evitar el exceso de peso;
  • Mantener una buena postura corporal;
  • Evitar levantar grandes pesos, especialmente en la región del hombro;
  • Evitar la realización de ejercicios repetitivos;
  • Evitar la realización de trabajos forzados.

La artrosis es una enfermedad degenerativa crónica para la cual no existe un buen diagnóstico, siendo el tratamiento dirigido en aliviar el dolor y la inflamación, retardando el progreso de la enfermedad, mejorando la movilidad y la calidad de vida.